Fin de Semana en Grazalema

Del 28 al 30 de Octubre de  2016
Promotora: Loli
Comentado por Loli

El fin de semana del 28 al 30 de octubre, Andarina se dispone a realizar su primera ruta de fin de semana programada en el calendario de la temporada 2016-2017.

Andarina ya visitó estos lugares, pero hace 13 años, según comentaron algunos. Con tantos años de por medio las rutas ya ni se recordaban, además de que la mayoría (yo diría que casi todos) no pudieron realizar la visita al Pinsapar. Y tan sólo algunos repetirían la ruta a la Garganta Verde. Por ello se eligieron estas dos rutas, las más representativas del Parque Natural de Grazalema. Son espacios protegidos y para ello hubo que solicitar la oportuna autorización a las oficinas del parque. Las rutas están perfectamente indicadas y nos orientamos de maravilla, no fue necesario siquiera mirar el GPS. Y no nos perdimos ni una pizca, aunque esto parezca algo extraño en esta peña.

Senderismo Grazalema

(Nacho, Maty, Luís, Andrés, Andresito, Domingo, Inma Andarina, Lidia, Juan, Juan Fuentes, Pilar, Jesús, Rafi, Sandra, Diego, Elena, Begoña, Loli, Manolo, Ana, Joaquin )

Todos ellos hicieron las rutas de los dos días, a excepción de Joaquín y Manolo (que estaba algo pachucho)

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Video Realizado por Nacho


 

Destacar el buen andar de Andres II. Incansable, quería ir siempre de los primeros, llevaba a su padre a matacaballo. Y su buen comportamiento, encomiable para un niño de su edad. Andresito ya eres de los nuestrso!!!

LLEGADA A GRAZALEMA

El viernes 28 de Octubre partimos hacia Grazalema, unos por la mañana para  visitar algunos pueblos antes del destino como Setenil de las Bodegas, Olvera,  Zahara de la Sierra, Arcos de la Frontera,… y otros por la tarde llegando a tiempo de visitar el bonito pueblo de Grazalema, donde teníamos el hotel reservado. Todos nos reunimos para la cena.

Grazalema
Grazalema
Zahara de la Sierra
Zahara de la Sierra
Setenil de las Bodegas
Setenil de las Bodegas
Olvera
Olvera

 


PINSAPAR DE GRAZALEMA

El día 29 nos agrupamos en los coches y saliendo de Grazalema por la carretera que va hacia El Bosque, al poco nos desviamos por la carretera CA-9104 que une Grazalema con Zahara de la Sierra a través del Puerto de las Palomas. Como al kilómetro de circular por esta carretera, vimos a nuestra izquierda un amplio aparcamiento desde dónde se inicia el sendero.

Senderismo Grazalema

Había pocos coches aparcados. Yo esperaba una gran afluencia de senderistas dado el buen tiempo del que disfrutamos, lo popular de la ruta y la mucha gente que habíamos visto en el pueblo de Grazalema. Ni el guarda estaba en la puerta para pedirnos el correspondiente permiso.

Y traspasamos la verja dispuestos a encontrarnos con una reliquia del pasado, nada menos que del cuaternario. El pinsapar está declarado desde 1977 por la Unesco como “Reserva de la Biosfera” y en 1985 fue declarado como Parque Natural. Este pariente de los abetos, el pinsapo, sólo se puede encontrar en esta sierra, en la Sierra de las Nieves, en la Sierra Bermeja y en el norte de Marruecos. En ningún otro lugar más del mundo, y como bosque, solamente en la Sierra de Grazalema. Por ello es una especie protegida.

Comenzamos el sendero subiendo de forma constante y no demasiado fuerte por la vertiente de la Sierra de las Cumbres. La bien marcada senda va atravesando pinares de repoblación. Conforme se gana altura y volviendo la vista atrás se puede ver el pueblo de Grazalema, el embalse del Fresnillo y parte de la Serranía de Ronda.

Pinsapar de Grazalema

En menos tiempo de lo que esperaba ya estábamos en el Puerto de las Cumbres, (1250m.), paso natural a la vertiente norte de esta sierra por la que hemos subido. Sitio estupendo para hacer una parada y contemplar unas hermosas panorámicas.

Se sigue subiendo en forma moderada con la vista de frente del Cerro San Cristóbal, cerro con forma piramidal y de 1556 m. de altura y del Torreón, máxima altura de la provincia de Cadiz, con 1648 m. Nos vamos encontrando con vegetación variada, endrinos, majuelos, arces.

Pinsapar de Grazalema

Nos desviamos unos metros hacia el pozo de la nieve. Es un buen ejemplo, de los más grandes que hay, de esta clase de pozos que se repartían por estas sierras y abastecían de hielo a los pueblos vecinos.

Volviendo al sendero principal comenzamos ya a ver los primeros pinsapos que se van haciendo más presentes conforme avanzamos, ahora en suave descenso.

Como es habitual en nuestras marchas, a estas alturas del recorrido, vamos separados en distintos grupos.

Antes de penetrar en el bosque de pinsapos se puede contemplar la gran extensión del mismo y como cubren la ladera norte de la Sierra del Pinar, lugar en el que se encuentran en su mejor hábitat. De 1000 a 1800 m., en zona de umbría, con lluvias frecuentes o nieblas que lo crucen. Si miramos a nuestra derecha, allá en lo profundo, se pueden ver los Llanos de Ravel (o del Revés como algunos también lo llaman), otro espacio protegido de este parque natural.

Pinsapar de GrazalemaNos adentramos en el bosque. La escasa luz nos rodea, en contraste con la luminosidad y solecito del que hemos venido disfrutando en toda la ruta. En ocasiones el bosque se torna denso y umbrío. Los altos ejemplares de pinsapo parecen luchar por conseguir altura y competir por la luz. Sus ramas bajas parecen secas y sin hojas. Algunos pinsapos son centenarios, con troncos retorcidos y obscuros, otros más jóvenes parecen bajar por los mismos canchales que se deslizan por la ladera de la sierra. Troncos cubiertos de humedad y musgos, hojas de un tono especial de verde, con distinta tonalidad dependiendo de lo jóvenes que sean. Los ecos y las criaturitas propias de estos bosques parecen merodearnos, aunque respetan nuestras muchas paradas para tomar fotos.

Finalizando el bosque van apareciendo, mezclados con los pinsapos, ejemplares de quejigos y encinas. Un cartel nos recuerda la actividad del carboneo que por aquí se desarrollaba, precisamente utilizando leña de estos quejigos y encinas. Extraños troncos deformes y huecos, pero bien adornados con musgos y helechos, se prestan como decorado para sucesivas fotos.

La frondosidad del bosque nos va abandonando y el sendero se abre de nuevo a la luminosidad. Nos juntamos los distintos grupitos de andarines a tomarnos, ¡por fin!, un tardío segundo desayuno. Fue nuestro único fallo, pues ya que era tardío podríamos haber esperado unos metros más y realizarlo en un lugar casi idílico para ello. Una pequeña colina tapizada de verde con bellos ejemplares de quejigos y encinas que crecen a prudente distancia unos de otros. Es el Llano de los Vientos. Hay unas formidables vistas de unos altos farallones que se alzan imponentes por encima del sendero. Es el anfiteatro en forma de herradura de la Sierra del Pinar.

El pinsapar de Grazalema

Allí nos topamos de nuevo con un pequeño grupo de senderistas de Avila, que se hospedaban en nuestro mismo hotel, tomando ellos su picnic. En todo el inicio del camino nos los fuimos encontrando, adelantándolos o dejándolos atrás, dependiendo de las paradas para fotos.

Enseguida aparece una bifurcación de caminos. A la derecha hubiéramos llegado en apenas 300 m. hasta el Puerto del Pinar. El de la izquierda nos lleva a Benamahoma, como muy bien indica su correspondiente letrero. Es el antiguamente llamado “carril de la nieve” que nos lleva durante 5 kilómetros en continua bajada hasta el pueblo de Benamahoma. Esta ruta finaliza en el nacimiento del río Majaceite, manantial de máxima protección, según reza en un cartel de azulejos allí expuesto. A la derecha del manantial una piscifactoría.

Entramos en el pueblo por la calle Nacimiento y nos encontramos una fuente en donde todos repostamos agua. Al decir de un lugareño de una población vecina, el agua más rica que se puede probar. Y así lo debe de creer a tenor de las muchas garrafas de 5 litros que estaba rellenando. Continuamos hasta la parte baja del pueblo para iniciar el sendero Majaceite, el cual discurre durante 5 kilómetros paralelo al río Majaceite y une las poblaciones de Benamahoma y el Bosque.

Grazalema. Sendero Majaaceite

El punto de inicio del sendero se encuentra junto a la Venta el Bujío. La Venta el Bujío estaba hasta la bandera de parroquianos. Nos instalamos en una esquina de su amplia terraza, junto al río Majaceite, sobre mojones de tronco de árbol que hacían la función de mesa y de silla. Como había tanta gente los camareros pasaron de nosotros y pudimos comernos el bocadillo, desplazándonos nosotros a la barra en busca de la bebida. Otro grupo se adentró por el sendero y allí dieron cuenta de su bocadillo hasta que el resto se unió a ellos.

Este sendero del río Majaceite es muy popular por lo fácil de su recorrido y los hermosos parajes que va atravesando. Estaba lleno de gente, en ambas direcciones, de todas las edades. Abundaban las familias con sus niños y las pandillas de jóvenes tomando su picnic junto al río.

Como ya dije, el sendero transcurre paralelo al río Majaceite y a través de un bosque frondoso de rivera compuesto de olmos, sauces, álamos, fresnos.., que van dando frescura al caminante y aportando su belleza al conjunto. La vista del río no se pierde en casi todo el recorrido y conforme se anda se va disfrutando de sus pequeñas cascadas, rápidos, pequeñas pozas y alguna que otra mini playa que invita a detenerse. Nos vamos encontrando varios puentes, unos de madera, otros de cemento, los cuales hay que cruzar. El sendero va mezclando tramos de ambas márgenes del río. También nos salen al paso recuerdos de antiguos aprovechamientos del agua, molino, batanes, acequias. Sus aguas transparentes y cantarinas, combinado con el verde paisaje, nos van regalando la vista y el oído y se nos hace corto el recorrido del sendero.Grazalema. Sendero Majaaciete

Atravesamos el bonito pueblo del Bosque y, como cualquier otra ruta que se precie, la finalizamos tomando cerveza a la espera de la furgoneta del hotel, la cual en dos turnos y apretadillos, nos llevó hasta dónde habíamos dejado los coches en la mañana.

Un total de 17 kilómetros que hemos recorrido en plan relajado, disfrutando del paisaje y del entorno que nos hemos ido encontrando.

RUTA DE LA GARGANTA VERDE

El domingo, día 30 de octubre, la ruta planificada era el sendero de la Garganta Verde. Sendero corto pero exigente. 2,5 km. de bajada y otros tantos de subida.

Con todos nuestros bártulos en los coches, ya habíamos dejado el hotel, nos trasladamos por la misma carretera que ayer, la CA.9104 que une Grazalema con Zahara de la Sierra. El aparcamiento desde donde se inicia este sendero se encuentra a 10 km. de Grazalema. Para llegar aquí tuvimos que subir hasta el Puerto de las Palomas y luego bajar por una carretera estrecha y revirada, con muchas curvas, pero también con amplias y preciosas vistas. Allí si nos encontramos una guarda del parque natural que nos pidió la preceptiva autorización para adentrarnos en este sendero, ya que es también espacio protegido.

La Garganta Verde ha sido formada por el arroyo Bocaleones y recibe este nombre por la abundante vegetación que crece en sus paredes. En algunos textos el nombre que se le da al arroyo es el del Pinar.

Traspasamos la verja y comenzamos llaneando el sendero perfectamente claro y delimitado.

Grazalema.

Un desvío a la izquierda nos lleva a un mirador que nos muestra las primeras vistas de la garganta. Aunque no es mucho lo que desde aquí se puede ver. Seguimos camino que ahora se dirige hacia unos altos farallones, rodeado de palmitos, acebuches, lentiscos, retamas, jaras. En el cielo planean los buitres leonados. Contemplamos su majestuoso vuelo, haciendo círculos, desplazándose con las corrientes de aire. Por esta zona existe una de las colonias más importantes de buitres leonados.

Al amparo de estos impresionantes farallones comienza la bajada. El sendero se torna más pendiente y va aprovechando los salientes del terreno, con algunos tramos de zigzags que atenúan el acusado descenso y que luego ayudan en la subida.

Grazalema. Sendero Majaaciete

En algún que otro punto hay barandillas metálicas para agarrarse y algunas hacen de protección en alguna cornisa que sirve de mirador hacia la garganta. En estos miradores vamos viendo de frente, cada vez más cerca y mejor, las paredes verticales que delimitan la garganta. En una de ellas una oquedad que parece tener algunas estalactitas. A nuestra derecha y casi sobre nosotros los altos farallones del monte Cambronera por cuya ladera vamos caminando.

Más próximos al fondo de la garganta hay que atravesar una enorme piedra que tiene abierta una estrecha ranura y escalones tallados en la misma piedra.

Grazalema. Sendero Garganta verde

Llegamos al lecho del arroyo, normalmente seco salvo en los meses lluviosos. Un cartel nos informa que nos quedan 200 m. hasta la Ermita y que después ya no se puede seguir, salvo con conocimientos y aparejos para descenso de cañones.

Lo primero que sentimos es un agradable frescor. Las altas y verticales paredes, separadas en algunos tramos por tan sólo 10 m, proyectan sobre el cañón una permanente sombra que lo mantiene fresco y húmedo. Las grandes adelfas, casi árboles, ayudan también en esta tarea. También se aprecian algunos laureles, es el único sitio en el parque donde nacen de forma espontánea. Mirando a nuestro alrededor comprendemos el topónimo de garganta verde.

Atravesamos el lecho arenoso del arroyo y pasando por encima de unos enormes y pulidos cantos llegamos a la otra margen del río, por donde transcurre el sendero, ya apenas marcado. Nos tropezamos a nuestra izquierda con una cueva con unas pocas estalactitas, pero no es la Ermita. Esta se encuentra un poco más adelante, en esta misma margen del río.

En la pared izquierda del cañón, en la parte cóncava de un pequeño meandro, aparece la sorprendente gruta conocida como cueva de la Ermita o simplemente Ermita de la Garganta. Su nombre deriva de su aspecto mágico, casi místico, proporcionando un ambiente recogido, solemne, así como también por su forma, dimensiones y sus colores rosados y verdosos de los líquenes y algas que allí crecen.

Grazalema. Sendero Garganta verde

Tiene forma de un cuarto de esfera y es de grandes proporciones. Sus colores, verdaderamente, son algo extraños e irreales. Tonos rosados diferentes a los que acostumbramos a ver. Un verde casi ficticio, como un verde de alga, de acuarela, con la impresión de humedad y transparencia. Al fondo y por casi toda la cueva, estalagmitas y estalactitas en proceso de formación. Si bien hay algunas de tamaño considerable. En la silueta de sus formas se puede llegar a imaginas figuras de santos, de la Virgen.. Por muchas fisuras y paredes rezuma el agua y no es de extrañar que alguna gota nos caiga encima. Alzando la vista hacia arriba, la techumbre de la cueva se une a la estrecha franja azul a la que se reduce el cielo visible desde aquí.

Por aquí hay un cartelito que explica la formación de la cueva. El río se desplazaba en su curso y por debajo otro río subterráneo se encargaba de socavar la pared formando la cueva. Con el tiempo la erosión superficial llevada a cabo por el arroyo provocó el hundimiento de su lecho y ambos lechos se unificaron quedando al descubierto la gran cavidad socavada. Aunque existe alguna que otra opinión distinta respecto a su formación.

Sobre el suelo arenoso de la cueva o sobre algún canto del río nos tomamos un refrigerio. Estuvimos largo rato empapándonos de la magia del lugar, explorando el lecho del río hasta más adelante, hasta dónde ya no se podía seguir, haciendo fotos…

Grazalema. Sendero Garganta verde

Y volvimos por el mismo camino. Pero ahora de subida y sin el fresquito del fondo del cañón. Cuando bajaba la fuerte pendiente, en el recorrido de ida, iba pensando cuán dura sería la subida a la vuelta. Increíblemente se me hizo más corta de lo esperado. Opinión que otros andarines compartieron.

En poco menos de 4 horas estábamos de nuevo en los coches dispuestos a trasladarnos hasta Zahara de la Sierra, de la que distamos apenas 4 o 5 kilómetros, los cuales discurren con bonitas vistas del embalse Zahara-El Gastor. Allí esperábamos tomar nuestro merecido almuerzo en común y como despedida de nuestra salida andarina. Pero dimos con el sitio equivocado y no terminamos muy contentos. Alguno ni comió después de una larguísima espera. Fue el único punto negativo de nuestra salida que pronto olvidaremos.

Nos quedaremos con el recuerdo de los bonitos parajes que hemos recorrido, del buen tiempo que hemos disfrutado, de la compañía, de nuestra convivencia.

Y colorín, colorado, esta historia ha terminado.

 

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