Fin de Semana en el Valle del Genal

24-25 de Noviembre de 2012

Un grupo de Andarines pasamos un mágnifico fin de semana, organizado por nuestra Andarina Loli, en el Valle del Genal.

(Jose Luis G., Lola, Juan, Lidia, Ildefonso, Coco, Mati, Luis, Heny, Angel, Paco B., M.Angeles, Ana B., Toñi B., Macarena, Migue, Raquel, Reyes, Nacho, Eva, Rocio, Ana , Luis O., Celia y sus amigos José, Mª Luz, Maribel y Mª.José, Antonio H., Mercedes y su hijo Fernando, Manolo y Loli)

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Comentado por Rafa Flores

Día 24: Jubrique - Genalguacil - Benarrabá - Algatocín

Bonita ruta por los fragosos y otoñales bosques del Valle del Genal la que tuve oportunidad de compartir el pasado sábado 24 de noviembre con los amigos de la Peña Senderista Andarina de Granada.

Comenzamos el recorrido en Jubrique, descendiendo por el Matagallar, en cuyo pago crecen vigorosos un par de olivos centenarios que no dejan de asombrar a quienes lo contemplan.

Ya casi llegando al río Monardilla dejamos en un margen las ruinas del molino de aceite de Chachito.

A continuación cruzamos el río por la Pasada del Monardilla e iniciamos un fuerte ascenso que atraviesa el arroyo de los Redondillos, el cual se precipita en pequeñas cascadas.

Algo más arriba, a nuestra derecha, hallamos el antiguo lagar de Ramón Moreno, que viene a dar fe del antiguo aprovechamiento de estos laderas, donde se cultivó hasta principios de siglo XX la vid. Llegado a Los Perales, dejamos el carril en favor del sendero que serpentea en subida por la loma de Benajarón, cubierto por un precioso castañar, cuyas hojas doradas contrastando con otras verdes y amarillentas, crean un cuadro cromático espectacular. En el horizonte vislumbramos el abigarrado casco urbano de Jubrique, de donde venimos.

El punto más alto de este sector del recorrido lo encontramos en el puerto de la Era de la Pelá; ahora toca descender dando vistas a Sierra Bermeja, cubierta su zona somital por una densa capa de nubes. Antes de afluir a Genalguacil pasamos junto al formidable chaparro del Tio Chicha.

Tras visitar algunos rincones típicos de este pueblo museo, tomamos rumbo hacia Las Cruces y de allí nos derivamos al Tejarejo y al sendero de los Limones, que tras pasar por la trasera de la casa de la Escribana, viene a morir en la misma orilla del Genal.

A la izquierda vemos el puente por donde pasaremos, dejando en la margen izquierda el amplio descansadero de la Escribana. Avanzamos en paralelo al arroyo del Infiernillo, que presta sus aguas al Genal, y subimos una empinada ladera jalonada de alcornoques, chaparros en la Serranía de Ronda, por donde el viejo sendero serpentea y atrocha los caminos de la saca.

Llegamos al carril de los Castañales y subimos pasando por la Portá hasta llegar a Benarrabá, lugar elegido para almorzar. Nos distribuimos por los bares del pueblo y al tiempo retomamos la marcha en busca de nuestro destino final: Algatocín.

Salimos de Benarrabá y pasamos junto a la fuente del Chorruelo, después cruzamos el arroyo del Infiernillo y ascendemos por el paraje de las Hazuelas dando vistas a Jubrique y Genalguacil, dos de los pueblos por los que hemos pasado. Llaneamos un buen rato, entre enormes madroños y atravesando el pequeño arroyo de Villaharta. En el siguiente cruce, un grupito sube por la pista para acabar en la carretera, a unos 300 m del pueblo. El resto del pelotón rodeamos el cerro de la Silla, en cuya ladera este y norte se desarrolla un hermosa castañar, cuyos abanico de colores sorprende por su hermosura.

Pasamos junto a la casa de los Guindales y el carril se convierte en un precioso sendero empedrado que viene a cruzar el arroyo de Algatocín. Entramos en este pueblo por el camino del Barranco y damos por concluida esta bonita excursión.

Comentado por Loli

Ha sido un fin de semana para el recuerdo el que hemos pasado en este sitio de Málaga situado en el Bajo Genal. En esta ocasión nos hemos alojado en el Hotel Salitre que queda a unos 5 km. de Algatocín. En el hotel nos han tratado estupendamente, las habitaciones están bien, la cena fue excelente (regada con algún vinillo extra), el desayuno bien, el pic nic no tanto, pero es que el pan de aquí no es como el que tenemos en Granada y las vistas que hay en el hotel del Valle del Guadiaro son preciosas.

El sábado hicimos la maravillosa ruta cuya crónica nos ha hecho el rondeño, la cual quedará grabada en nuestra memoria mucho tiempo. En esta ocasión el tiempo sí que nos acompañó, estaba nublado, aunque a ratos salía el sol, pero esto hizo que tuviéramos una temperatura magnífica para andar y buenos matices para las fotos. Pudimos hacerla al completo, salvo algunos que se quedaron en Benarrabá dónde posteriormente se pasó el autobús, y pudimos disfrutar, sin lluvia, del bonito pueblo museo de Genalguacil. En Benarrabá repetimos bar y nos alegramos bastante ya que pudimos degustar los estupendos garbanzos con setas, (con ello el bocata de más de uno se fue a la basura). En resumen un día estupendo, no hay más que fijarse en la expresión de casi todos en las fotos.

Día 25: Valle del Genal

Hoy el amigo Rafa tiene compromisos y no nos puede acompañar, en su lugar nos recomienda a Daniel, “tiene pinta de pirata, pero es buena gente”, según sus palabras.


Salimos del hotel y pasando por Algatocín, Benalauría, Benadalid, Atajate, Alpandeire, Faraján, llegamos a Juzcar, el pueblo pitufo que sigue de azul por voluntad de sus gentes. Antes de llegar ya nos paramos a echarle fotos al pueblo desde la carretera, la verdad es que resulta curioso ver todo el pueblo de azul. Si bien se ha perdido algo del encanto que antes tenía, sobre todo porque los fines de semana se llena de gente que, como nosotros, visitan el pueblo, y ya casi todo en el pueblo, los comercios sobre todo, gira en torno a la historia de los pitufos.


Aparcamos los coches en las cercanías del bar Torricheli porque allí comeremos y nos está esperando Daniel que nos va a llevar a ver la Real Fábrica de Hojalata. Este es nuestro destino de hoy que más bien es un pretexto para hacer una pequeña ruta de 3 horas por el Alto Genal, el Havaral, cuya primavera de cobre se encuentra un pelín pasada, (no así en el Bajo Genal que siempre va algo más retrasada), pero que sigue siendo una explosión de colorido de toda la gama de amarillos y marrones.


Durante una hora bajamos desde el pueblo hasta el río Genal, el cual cruzamos en el puente que hay junto al camping Nuestra Señora de Moclón.


Enseguida torcemos a la izquierda y ya vemos un gran mojón de color rosado con el indicativo de Antigua Real Fábrica de San Miguel que era el nombre de la fábrica de hojalata. Actualmente la finca es de propiedad privada,(por eso nos lleva Daniel que conoce a los dueños), con el nombre de la Fábrica, se encuentra habitada y al lado están las ruinas con algunas restauraciones en color malva (para diferenciar la obra nueva de lo antiguo que se conserva), hechas con fondos propios de su actual dueño. Aún queda mucho por hacer, y por allí se ven muchos ladrillos y otros materiales por lo que deducimos que piensa seguir con este proceso restaurador.


La Real Fábrica de Hojalata (hojalata: chapa delgada de acero suave revestida de estaño por ambas caras), se comenzó a construir en 1725 y en 1731 ya estaba funcionando. Gozó de privilegios reales otorgados por Fernando V, como podían ser la explotación maderera y el uso del agua, por delante de las necesidades de agricultores y vecinos y también fueron llevados allí camellos desde Aranjuez para el transporte.


La elección de este lugar se debió, precisamente, por lo aislado del lugar para proteger el secreto de la fabricación de hojalata, (con el tiempo esta razón se volvió en su contra por la problemática del transporte), a la riqueza maderera y por aprovechar la pendiente y el agua del río Genal y el arroyo Riachuelo. Como en España no había quien supiera fabricar la hojalata se trajeron a expertos operarios de Alemania escondidos en barriles por la prohibición que tenían de dar a conocer el secreto de su fabricación. Así queda dicho en uno de los paneles de cerámica que hay en el pueblo.


La disposición de la factoría se ordenó como un pequeño pueblo que dividía el trabajo en varios núcleos llamados plazas. Nosotros vimos los edificios de la Plaza San Miguel, que era la mayor, en la que se encontraban la mayoría de los pabellones de los obreros, los talleres de estañado y laminación, una blanquería y la Iglesia (que se encuentra ya casi restaurada). Los talleres de estañado eran cuartos totalmente secretos y los trabajos se hacían a puerta cerrada.


Volvemos por el mismo camino y una vez cruzado el puente entramos en los terrenos del camping de Moclón, todo lleno de chopos y álamos a la ribera del río Genal. En verano el río se represa y se forma una balsa para el baño y hay varias actividades, un rocódromo, una tirolina acuática …. Nos encontramos setas de chopo, en los troncos podridos de este árbol, que deben ser comestibles porque Daniel las recogió y guardó en una bolsa y ya casi al final del camping se encuentran las ruinas de lo que era un alto horno. Al alto horno casi que no le prestamos atención pero sí se la dimos a un árbol de caqui que hay junto a las ruinas y casi todos nos dispusimos a disfrutar de este fruto tan apetitoso y más cuando lo tienes en el campo. Como éramos bastantes nos ganamos las represalias, con toda la razón, de un señor que salió de una caseta indicando que aquello era una propiedad privada, ó algo así, porque en realidad yo no estaba cuando llegó.

Y ahora comenzamos la dura subida, todo lo que anteriormente habíamos bajado en una hora. Pero a la hora convenida, las 13:30, ya estamos todos en el bar Torricheli dispuestos a dar buena cuenta del arroz con setas. Con tanta fama que le dimos, el arroz de este año era muy normalito, nada que ver con el que nos comimos en el 2010 del que aún nos relamemos, no es que estuviera malo, es que era un arroz sin caldo y de los normales. Pero el segundo plato y los postres nos quitaron cualquier duda del porqué comer en este bar y, sobre todo, el precio.

En la comida elegimos al mejor andarín/a de todo el fin de semana y la votación popular nombró ganadora a Macarena porque con sus seis añitos se había portado como una campeona en todas las caminatas. Toda emocionada e ilusionada recogió su premio que con tanto esmero había preparado tu tío Paco.

Y colorín, colorado, nos volvemos todos a casita que mañana hay que currelar (bueno, algunos)