Zuheros- La Nava

Sábado 24 de Abril de 2010

Descripción de la ruta realizada por Rafa

A las ocho y cuarto EN PUNTO de la mañana nos recogerá un autobús en la puerta del “CUBO”. El respeto al horario tiene que ser escrupuloso, pues si empezamos mal no acabaremos bien. Seguro que a tod@s os apetece comer a una hora prudente. Los impuntuales pueden cumplir con su defecto presentándose por ejemplo a las siete y media de la mañana.

Ilusionad@s andarines:

El día promete. En el autobús estará prohibido cantar a la ida, para mantener el día, dentro de lo posible, soleado. Para amenizar entonces las dos horas casi de viaje que nos han comunicado que dura el trayecto podréis llevar algo para leer, algún poemario o ensayo sobre el hombre y sus creencias, ahora tan de moda, la última novela de Ussía o de Bucay o incluso, los más estoicos, el presente relato… Pero si os mareáis leyendo, podéis llevar algo para picar (pastas, churros, frutos secos, anís… es un poner). También estará permitido contar chistes. A la vuelta ya podréis cantar a pulmón abierto.

Descripción de la ruta


En el plano de la izquierda, marcado en verde señalamos la ruta verde Cabra-Zuheros. Nosotros iremos muy cerca de ella y la haremos algo más corta. Por la carretera de Córdoba salimos dirección Pinos Puente, Alcalá La Real. Alcaudete, Luque y por fin a Zuheros.

Historia de Zuheros

Pequeña Villa cordobesa situada a unos 76km. de la capital y a unos 620 metros de altitud. Zuheros es famoso por sus calles empinadas y su castillo excavado en la roca. Otros edificios característicos son su Iglesia del siglo XVI, su museo arqueológico o su museo de artes y costumbres populares.

Actualmente, cuenta con unos 900 habitantes, aproximadamente. Se piensa que el primer núcleo de población surgió hacia finales del siglo IX, cuando los soldados Banu Himsi construyeron un castillo sobre las rocas inexpugnables, denominadas "sujaira", estableciéndose allí.

En sus orígenes, perteneció – como Íllora, recordad la información de la excursión a Parapanda- a la Cora de Elvira (Granada), siendo fortificada a finales del siglo XII. En el Año 1240 fue conquistada por Fernando III, poniendo el castillo bajo jurisdicción señorial y fortaleciendo de este modo la frontera con el reino nazarí de Granada. Alfonso X "El Sabio" se lo donó a su hijo, el infante Don Juan, pero, a raíz del incumplimiento de un acuerdo, Sancho IV ordenó su conquista al consejo de Córdoba, en 1293, quedando hasta hoy bajo jurisdicción de ésta. En el siglo XV pasó a ser propiedad de la Casa de Aguilar y, posteriormente, del linaje de los Fernández de Córdoba; éstos construyeron el palacio renacentista anexo al castillo, del cual se conservan algunos vestigios de lo que fue.

En la actualidad, la mayor parte de la población de Zuheros se dedica a la agricultura y, especialmente, al cultivo del olivo, principal actividad agrícola. Otra actividad económica es la ganadera, que explota desde los pastos hasta la producción de quesos ecológicos y su comercialización tanto en España como en el extranjero.

En los últimos años, el creciente turismo rural, unido a una buena promoción de la Cueva de los Murciélagos, declarada Monumento Natural por la Junta de Andalucía en el 2.002, así como del municipio, igualmente declarado Bien de Interés Cultural en la modalidad de Conjunto Histórico-Artístico en el año 2.003, han supuesto un impulso económico muy importante. También ha ayudado la declaración del Parque Natural de las Sierras Subbéticas y la puesta en marcha de la Vía Verde de la Subbética.

A continuación tenéis un esquema del recorrido a seguir, marcado con trazos amarillos


El acceso a este recorrido se inicia desde el kilómetro 1 de la carretera que va de Zuheros a la cueva de los Murciélagos. junto al “Mirador de la Atalaya”, de donde sale el camino.
Los que sabéis de botánica observaréis álamos, sauces, nogales higueras y zarzas.



En primavera los ornitólogos reconoceríais un sinfín de pájaros. En la parte más alta llegamos junto a una antigua era, desde donde las vistas de la campiña son muy bonitas.



El siguiente tramo desciende ligeramente dejando a nuestra izquierda los tajos del Bailón, coronados por el mirador de la Atalaya denominado popularmente como “Balcón del Coño” por la expresión que se dice la primera vez que uno se asoma a él.



Al volver un recodo nos encontramos con el río Bailón protagonista indiscutible de esta ruta, que si lleva suficiente agua, su murmullo nos hará muy agradable el paseo a su lado.



En menos de 500 metros cruzaremos su cauce en dos ocasiones más, por lo que no sería descabellado llevar unos pares de calcetines de repuesto por si nos mojamos…. iniciando ahora el ascenso de una pendiente un poco más acusada.



Por este tramo flanqueado por las impresionantes paredes del Cañón del Río Bailón nos encontramos tajos calizo dolomíticos de hasta cien metros de desnivel, así como infinitas cuevas que quedaron al descubierto por la erosión del río, una de las mayores es la del Fraile.

A la derecha de esta cueva se encuentra una bonita zona de escalada, regulada por la Junta de Andalucía y que en épocas de cría está totalmente prohibida cualquier actividad relacionada con este deporte.



Siguiendo nuestro camino llegamos a un cartel explicativo que nos ayuda a comprender la formación de este cañón. A la izquierda sobre nuestras cabezas también hay equipadas vías de escalada.



A escasos metros volvemos a cruzar el arroyo en su parte más ancha. Debemos tomar precauciones si el río baja crecido en todos los puntos donde lo cruzamos pero sobre todo en este.

La fauna es de gran valor, con suerte podremos destacar la inconfundible silueta del águila real, o bien del halcón peregrino. En el cielo sobresale el majestuoso planeo de los buitres leonados , señores indiscutibles de estas Sierras. Es frecuente la presencia de mamíferos como jabalíes, jinetas, zorros, etc.


Después de subir un repechón llegamos a la fuente de la Mora de agua potable aunque no está tratada. El agua es abundante durante nuestro itinerario, con numerosas fuentes, aunque lo más destacado en este sentido sea probablemente la Cascada de las Chorreras que veremos más adelante. También, a lo lejos divisaremos impresionantes lapiaces como el del Zumacal.

Seguimos un poco más y llegamos al último paso sobre el Bailón ya que un poco más adelante lo vamos a abandonar para tomar una senda que sale a nuestra izquierda, camino de la Fuenfría.
Si hay suerte y nuestros guías son buenos, nos llevarán por un hermoso arroyo con una vegetación y unos saltos de agua que le dan una belleza inolvidable.



Por estos parajes no será difícil avistar algún jabalí, siempre con el permiso de los cazadores.
Suele haber instaladas por ésta zona colmenas para la obtención de miel de abeja por lo que si nos encontramos con alguna, no debemos acercarnos para no molestar a las abejas y evitar el peligro de picaduras que nos acarrearía un gran disgusto.

Llegados al paraje conocido como “ruta de las fuentes” por la presencia de éstas – Pilas del Navazuelo, Cortijo Nuevo, Zarza y por supuesto la Fuenfría, a través de un terreno de monte espeso, intercalado con zonas más o menos desarboladas, consecuencia de una agricultura de subsistencia ya abandonada nos dirigiremos las Chorreras. Paraje de gran belleza, donde el arroyo Fuenseca se escurre entre las rocas formado varias cascadas en su caída (cuando hay agua, naturalmente)

Nos aproximamos al fin de nuestra marcha. Pronto divisaremos la gran llanura de La Nava. Pero aún nos queda por descubrir algo que, para los ojos del profano pasa desapercibido, pero es un fenómeno geográfico-geológico muy interesante. Como hemos podido comprobar, la abundante presencia de calizas y dolomías en la Sierra Subbética nos han mostrado paisajes geomorfológicos muy variados: cuevas, lapiaces, cañones, paredes verticales, saltos de agua, etc.
Ahora vemos una gran llanura… ¿Nada más?
Pues sí, nada más. ¡Y nada menos!. Estamos sobre un poldje

Bueno, vamos a recordar algunos conceptos que ya hemos visto en otras excursiones por ejemplo, los Cahorros, Parapanda o la sierra de Huétor.
En ellas hemos visto rocas calizas y dolomías (Carbonatos de calcio o de magnesio) que por efectos de disolución del agua daban formas curiosas.
Se conoce como Carst o Karst, al relieve caracterizado por el modelado en hueco de las rocas carbonatadas, sobre todo calcáreas, por efecto de la disolución por aguas que contienen dióxido de carbono.

El nombre procede de una región de Eslovenia situada al norte de Ístria.

Debido a la permeabilidad de los materiales calcáreos, las aguas superficiales se infiltran fácilmente; los ríos, poco numerosos, recorren gargantas de paredes casi verticales, como el cañón del Tarn (en el sur de Francia), o cuando no, desaparecen a causa de las pérdidas por filtración por ejemplo en el Torcal de Antequera.

El carst superficial se caracteriza por formas típicas:


El "lapiaz" o "lenar", es posiblemente la forma inicial más sencilla de "karst embrionario" que puede degenerar, posteriormente en dolinas. Se presentan, generalmente, como un conjunto de pequeñas acanaladuras o surcos estrechos (desde centímetros -"microlapiaz"- hasta 1 metro -"megalapiaz"-) separadas par crestas, a menudo agudas; o bien por orificios tubulares, "nidos de abejas" etc. Aparecen normalmente en superficies más o menos inclinadas y ausentes de vegetación. Lo vemos en la cueva de los Murciélagos.


Las dolinas son depresiones circulares o elípticas que se forman por disolución (y consiguiente pérdida de volumen) en su fase inicial, a partir de la intersección de diaclasas, generalmente a favor de los planos de estratificación, produciéndose un proceso en cadena de infiltración- disolución. En cualquier caso no se disponen caprichosamente, sino que generalmente están alineadas según fracturas o direcciones de estratificación determinadas. En sección tienen forma de cubeta o embudo. Sus dimensiones varían desde unos pocos metros de diámetro hasta incluso 500 m. (Hoyo Masallo), siendo las más frecuentes de 20 a 25 m y normalmente están rellenas en su centro por "terra rossa" o arcillas de descalcificación, donde puede cultivarse.

Las uvalas se forman por unión de varias dolinas. Como consecuencia de la evolución de la dolina, más rápida en superficie que en profundidad, se originan, por coalescencia, las uvalas. Sus dimensiones pueden alcanzar incluso 1 Km., de diámetro. Las uvalas aumentan considerablemente la capacidad de absorción actuando como verdaderas zonas colectoras de agua en mayor escala que las dolinas.


Los poljés son vastas depresiones cerradas, endorreicas, de fondo plano, consecuencia de la coalescencia de uvalas y dolinas, Son las formas superficiales de disolución más evolucionadas y de mayor tamaño. Normalmente presentan una disposición alargada (largo más del doble que la anchura) y vienen condicionadas por fracturas importantes. Se considera una longitud de 2 km., el límite a partir del cual es un "polje" y no una '"uvala"'. Frecuentemente, de las superficies de los "poljés" se erigen pequeñas colinas calizas, à modo de islas, que se denominan "hum" (monte Cucurío). Estas áreas endorreicas pueden estar secas o inundadas estacionalmente (en nuestro caso casi siempre secas) y por ellas pueden discurrir algunos arroyos o incluso ríos que normalmente se pierden en sumideros o "ponors" (Polje de Matienzo) abundantes en Bosnia-Herzegovina.


El carst subterráneo está formado por: Simas, o cavidades verticales, condicionadas bien por fracturas de este tipo, en las que la disolución y erosión ha alcanzado profundidades importantes de hasta 1000 m, o bien por el hundimiento de una dolina, de ahí que normalmente se hable de simas tectónicas y simas de hundimiento. Según su forma se habla de simas lenticulares, cilíndricas, elípticas, etc.

Ponor, son los puntos de absorción en una dolina, uvala o polje. A veces se trata de ponor-sima.

Cuevas, grutas, cavernas, constituyen los conductos de circulación subterránea, actual o pasada, libre o forzada. Pueden alcanzar hasta decenas de kilómetros y es frecuente en ellas los conductos secundarios ramificados a modo de laberinto. En ellas aparecen con frecuencia sifones, lagos (Cueva de Nerja, Gruta de las Maravillas, Cueva de Valporquero, etc.

Surgencias, son los manantiales de pequeño caudal, de alimentación alóctona y de tipo intermitente. Son producto de una diaclasa que actúa como colector del agua que discurre par la superficie y es interceptada por la diaclasa. Cada manantial de este tipo tiene una cota de salida diferente e independiente de la de los demás pertenecientes a este grupo.

Exurgencias, son de mayores caudales, proceden de aguas colectoras del aparato kárstico y son de tipo permanente, aunque con fuertes fluctuaciones estacionales en el caudal. En nuestro caso destaca principalmente la exurgencia de Fuente Iseña.

HISTORIA GEOLÓGICA

GEOLÓGICAMENTE, la Subbética Cordobesa, forma parte de lo que se ha dado en llamar el Subbético Externo de las Cordilleras Béticas y responde a una superposición de mantos de corrimiento de pliegues alóctonos.

Se diferencian dos dominios:
1. Dominio Subbético Externo Septentrional (Unidad de Cabra).
2. Dominio Subbético Externo Meridional (Unidad de Baena o Carcabuey).

Los materiales que las componen se situarían en una serie estratigráfica ideal con una base de calizas masivas duras, con tramos de dolomías, calizas margosas, margas, margocalizas y, culminando la serie, margas blandas del Cretácico muy fácilmente deleznables, todas ellas alternando en bancos muy delgados.

Esta composición de las rocas ha dado lugar a un modelado postorogénico muy característico, el kárstico, y muy intenso, a pesar del cual no se han borrado las líneas maestras de la estructura ocasionada por los plegamientos.

El modelado kárstico ha dado lugar a espectaculares formas muy típicas como lapiaces (Lanchar de los Pelaos, de los Hoyones y de la Cueva de Los Murciélagos); dolinas (Los Hoyones); uvalas y poljes (La Nava); simas (la de Cabra); Cañones (Río La Hoz); cuevas (Los Murciélagos y el Ángel); y fuentes vauclusianas (Fuente del Río y Fuente del Rey).



EN CUANTO A SU GÉNESIS, las Sierras Subbéticas, están formadas por materiales sedimentarios depositados en el mar de Thetis durante la era Mesozoica y que fueron plegados y fracturados en el Oligoceno y Mioceno.

En el primer periodo del Mesozoico, el Triásico, la zona estaba emergida y recibía depósitos de tipo continental lacustre.

A comienzos del Jurásico, durante el Lías, el mar ocupa toda la cuenca que posteriormente daría lugar a las Cordilleras Béticas. En el comienzo del Lías, la zona Prebética queda emergida, mientras la Subbética forma parte de un surco marino de carácter pelágico, que recibe grandes espesores de sedimentos marinos, calizos en el Subbético Externo, y alternando margas y calizas en el Subbético Interno.

Durante el resto del Jurásico, el Dogger y el Malm, y todo el Cretácico, la subsidencia de la cuenca se intensifica sumergiendo también la zona Prebética. Los depósitos son cada vez más margosos y de facies pelágica, aunque con episodios de oscilación de los fondos.

En el Eoceno Superior comienzan los movimientos que plegaron la región. Desde finales del Eoceno hasta finales del Burdigaliense, ya en el Mioceno, la comarca debió parecer un archipiélago, produciéndose sedimentación en los fondos marinos. Es precisamente durante el Burdigaliense que tienen lugar los deslizamientos que originan los cabalgamientos tan típicos de la comarca.

A partir del Mioceno Medio, en el Vindoboniense, se consideran terminados los movimientos orogénicos, aunque se dieran algunos ligeros empujes típicos de los estertores del plegamiento.

A finales del Mioceno, en el Tortonense, se retiran definitivamente las aguas y comienza el predominio de la erosión sobre la sedimentación en el modelado de la región.