Circular por el Purche

16 de Noviembre de 2013

Comentado por Diego

Quedamos a las 8:30h en el Cubo, para dirigirnos al Purche, lugar en el que comienza esta ruta de 20Km y dificultad media-alta, guiada por Rafa.


(Inma, Carmen, Curro, Belén, Rafa, Gonzalo, Elena, Naxo, Pacoto, Mariano, Joaquín, Migue, Loli, Jose Luís, Lola, Elena, Diego, Naxo, Antonio Jesús)

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Una excursión por los Cahorros Altos

Os acordáis de aquella canción infantil de Serrat, “para despertar a una paloma morena de tres primaveras”, abreviando: “un día más”. Haz click aquí si quieres escuchar la canción. Pues bien, fue un sábado a mediados de noviembre cuando se produjo el milagro. Todos los operarios realizaron su labor con tanto esmero que el día que nos proporcionaron dejará una huella eterna en nuestras memorias.

Eso sí, se pasaron en la bajada de temperaturas, pero lejos de ser un inconveniente, contribuyó a animar el ritmo de nuestra marcha, que ya a tempranas horas iniciamos por las inmediaciones del Purche. Enfilamos la carretera en dirección al cerro del Sanatorio, que dejamos a nuestra derecha para adentrarnos en un carril que acercándonos al barranco de las Revueltillas y los Tajos de Cibrinalejo, nos conducirá a la Central de la Vega, metiéndonos en un sendero a media ladera que serpentea el valle del río Monachil.


Es temprano y a esta hora la umbría abarca gran parte del valle, pero a lo lejos vislumbramos un sol luminoso que pronto acompañará nuestros pasos. El sendero discurre sinuoso entre la vegetación de monte bajo, con sus retrepadas y arroyuelos que nos vemos obligados a saltar y que mantienen al grupo animado y pletórico de actividad.

Nos dirigimos a la central de Diéchar, y aunque al principio vamos algo encajonados, enfrente podemos contemplar algunos parajes que nos resultan familiares, Cerro Huenes, Fuente Fría, más adelante nos resultarán visibles el Pico de la Carne y el Trevenque.

El sol ya se va manifestando en toda su intensidad, y el colorido que se nos brinda es de una belleza singular. Ocres, verdes, amarillos, azules….una amplia variedad cromática que nos indican que el otoño está en todo su apogeo.


LLegando a la central eléctrica, resulta aún más evidente, pues al espectáculo colorista otorgado por los álamos que se enseñorean del lugar, hay que añadir la caída de su hoja, que alfombra nuestro camino por esas inmediaciones.

Hacemos un alto en el camino para tomar un pequeño refrigerio y calmar nuestra sed en una fuente al pie del río Monachil.


A partir de aquí tomamos una pista que nos conducirá hasta el convento de S. Jerónimo, un paraje idílico destinado, al parecer de forma temporal, al retiro y la oración, y que nosotros aprovechamos para dar cuenta de nuestras viandas mientras contemplamos paisajes de belleza sin par, a lo que contribuye el níveo manto que acicala las altas cumbres de Sierra Nevada y que podemos apreciar en todo su esplendor, anticipando un invierno que ya esta próximo.

El frío nos impide demorarnos en la contemplación y ponemos rumbo a nuestro punto de inicio, el Purche, pasando antes por el collado de las Víboras y el collado del Muerto, dejándonos caer por un sendero que discurre próximo a la carretera del Purche y que nos conducirá al merendero, donde con unas merecidas cervezas celebraremos tan esplendoroso día.


Y como dice la canción, si la habéis escuchado: “...pero si falta usted, no habrá milagro”.

Y con ésto, me despido. Hasta la próxima.