Quedamos a las 10:30h en el Cubo para comenzar una jornada navideña, en la que primero realizamos una ruta por la Sierra de Huetor, para luego dirigirnos al mesón "Taberna Comidas", en Prado Negro donde celebramos la tradicional Comida de Navidad.
(Lidia,Lola,Inma,Loli,Emilia,Toñi,Linda,Rafa,Miguel,Luis,Carmen,Pacoto,Veronica, Enrique Jose y familia, Lola,Jose Luis,Inma y familia,Eva,Elena,Heny,Mercedes,Joaquin y familia,Raquel, Diego y familia,Chencho,Alberto,Jesús y familia)
Que si predicción en contra; que si nieve nada más salir de casa; que si lluvia garantizada; que si demasiada gente para cancelar el almuerzo; decidimos salir y acertamos.
Lo cierto es que el día no daba para muchas alegrías aunque esto no mermó una afluencia bastante numerosa
( ¡más de veinte andarines!) y, después de todo, solo nos mojamos un poco y dimos un paseo muy agradable.
De suerte que Rafa estuvo fino y no empezamos la ruta dando plantón a Rafi, Jesús y Chencho que llegaron un poco
rezagados al punto de salida; por pocas la empezamos liando.
Llevaba tiempo sin pasar por esta zona y me sorprendió bastante el hecho de que al inicio de la ruta, el sendero se ha mejorado con unas condiciones de
accesibilidad impresionantes.
Nuestro más sincero reconocimiento a las personas que hacen que el disfrute de la naturaleza puedan estar al
alcance de todos.
Siempre que vengo a esta zona, me gusta admirar el cortado que llaman Tajo de los Halcones, aunque en esta ocasión
las condiciones meteorológicas no permitían contemplar ningún tipo de vistas;
en general disfrutamos de un
ambiente a lo bosque de Sherwood entre brumas y nubes bajas lo que daba al paseo un halo entre misterioso y
romántico (¡ésto no se me ha podido ocurrir a mí!) de lo más chulo.
La ruta, de dificultad baja tirando a tonta, solo se saldó con algún que otro traspié en las zonas que se
habían ido encharcando con la lluvia.
Fuera de guión, desplazándonos un poco por el camino que lleva al antiguo Centro de Recuperación de Rapaces de la
Agencia de Medio Ambiente, pasamos por la ubicación de una sequoya que, aunque bastante joven, ya apunta maneras
con un porte bastante impresionante.
Una vez de vuelta a la zona de los restaurantes en Prado Negro había otra sorpresa para deleite de todos;
una preciosa cascada (ignoro cómo se llama) y que desconocía totalmente.
El acceso final un pelín complicado pero merece totalmente la pena verla.
Una vez terminada la excursión, disfrutamos de un magnifico y abundante almuerzo (que no pude terminar)
en compañía de algunos andarines más que, por unas u otras causas, no pudieron asistir a la ruta.
La comida muy buena y el ambiente de lo mejor. De nuevo fue un placer contar con la presencia de nuestra compañera
Lola del grupo de senderistas de Jaén.
Impagable como siempre la labor de Organización para que el evento fuese un disfrute para todos.