Sábado, 23 de Febrero de 2019
Promotor: Miguel Serrano
Comentado por Susana
Ayer, 27 de abril, la peña andarina se dio cita a las 8:30 en “el cubo” para realizar un año más, la que viene siendo una ruta clásica para muchos de su miembr@s: vereda de la estrella-cortijo del hornillo/vereda loca.
(Migue, Inma, Mayte, Susana, Ana, Lidia, Mati, Carmen, Jose, Nacho, Nala )
Descripción
La primavera nos regala un espectacular día con unas condiciones climatológicas y paisajísticas inmejorables.
Esta vez decidimos tomar el camino que transcurre por la cuenca del Genil hacia su cabecera y que nos permitió disfrutar, en todo momento, de las maravillosas caras nortes de los grandes picos de Sierra Nevada frente a nosotr@s.
Tras ponernos al día de nuestros planes de Semana Santa entramos rápidamente en calor mientras nos adentramos en el interior de un preciso valle donde abundan fresnos, arces, castaños, quejigos, robles…
Pronto encontramos al borde del camino, sobre un murete, un castaño centenario al que apodan “El Abuelo”.
La primera parada la realizamos justo antes del desvío a la derecha que nos llevará a través de una pronunciada pendiente al espectacular enclave del cortijo del hornillo, un poco antes de llegar a este el grupo se divide en dos: l@s que se dirigen al cortijo para comer y l@s que deciden realizar una parte de la espectacular y sinuosa vereda loca o acequia de la mata, rebautizada por algun@s miembros del grupo como “La Anuca”.
Para llegar a esta, retrocedemos unos metros el camino hacia abajo hasta encontrarnos con un hito que nos indica el desvío hacia la acequia.
El camino presenta tramos volados y expuestos, que sobrepasamos con la ayuda de cuerdas, algunas de ellas en mal estado, y cables más fiables instalados en los pasos más comprometidos, además de algunos derrumbes. El entretenido avance nos servirá para alcanzar el cauce del río Guarnón, pudiendo caminar junto a sus nuevas y cristalinas aguas y disfrutar del inmenso barranco por el que se desliza el torrente que baja desde el Corral del Veleta, todo ello coronado por las siluetas nevadas del pico Veleta y los Machos. Una suerte haber disfrutado de la magia que envuelve a este lugar.
De vuelta por el mismo camino llegamos al cortijo del hornillo, donde seguimos dejándonos impresionar por su maravillosas vistas mientras comemos algo rápido para empezar a bajar y reunirnos con los compañer@s del primer grupo, que comenzaron su bajada un poco antes.
Esta vez tomamos el camino que sale por detrás del cortijo con dirección de nuevo a la vereda de la estrella y una vez en esta, un único y claro objetivo: la tradicional cerveza en el bar “del simpático”.
En definitiva, un día perfecto que merece acabar esta crónica con un GRACIAS.
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