De Cabra a Zuheros

24 de Abril de 2010

Comentado por Javier

Nuestra aventura comenzo a las 8:00h de la mañana en el Cubo, donde nos dirigimos en autocar hasta la localidad de Cabra, lugar en donde comenzamos a andar. El guía en esta ocasión fue nuestro Andarín Rafa.



(Rafa, Inma, Inma, Antonio, Jesús, Rafi, Pacoto, Heny, Loli, Loli, Emilia, Mercedes, Javier, Jose Luís, Lola, Joaquin, Andrés, Carmen, Raquel, Elena, Lidia, Naxo, Gonzalo, Domingo, David )



Como no lo pasé demasiado mal para llegar al Alto de Las Catifas, me animé a embarcarme también en la aventura de Zuheros.


La ruta se iniciaba a los pies de la ermita de Nuestra Señora de la Nieves, en Cabra. Y hasta allí nos dirigimos en el microbús que alquilamos al efecto. Durante el trayecto fuimos degustando las delicias caseras con las que Inma y Emilia nos sorprendieron: Torta de Alfacar, roscos y mistela. Comíamos como si aquello fuera una expedición al K2 y esos los últimos alimentos civilizados que fuéramos a ingerir.

Llegamos al punto de partida, y mientras nos embadurnábamos de cremas para protegernos de los rigores del sol, metí la pata hasta la rodilla en un agujero estratégicamente situado. La sombra del esguince planeó por unos instantes. Y la verdad es que me hizo ilusión, porque esa es una lesión que hace muchos años que no he padecido. ¡Otra vez será!


Desayunados, embadurnados e ilesos (de momento) iniciamos la marcha. Surgió un primer contratiempo en forma de cartel anunciador en el que se advertía que para realizar la ruta que habíamos programado hacía falta autorización de la Junta. No nos amilanamos y continuamos nuestro camino.


Surgió un segundo contratiempo en forma de guarda forestal apalancado junto a la valla que daba acceso al carril que debía conducirnos a Zuheros.

Rafa tomó la palabra:
R - Buenas….
G - Buenas….
R - ¿Qué?
G - Pues ná. Aquí, guardando la valla
R - Vaya, vaya. ¿guardando la valla?
G - Pues sí.
R - Pues nosotros a dar un paseillo….
G - Pues muy bien. ¿y la autorización?
R – Pues eso…. Que como en la web no ponía ná… pues eso …...
G – Pues muy bien .. Pues yo aquí, guardando la valla.
R – Vaya, vaya …

La conversación continuó por esos derroteros. Mientras tanto, Antonio Bonifacio hacía de voz en off e introducía las cuñas publicitarias con mensaje subliminal. “ Pues anda, que … desde Graná que venimos… “ ….. “Pues venimos na menos que de Graná ….. “. “Pues el autocar que nos traía ya se ha ido. ¡Y anda que venimos de cerca!. De Graná … ¡Vamos, de ahí al lado!.

No se si convencido por Rafa, apiadado por el resto o mareado por la cancioncilla de Antonio Bonifacio. El caso es que el guarda nos dejó pasar.

….Pues si viene usté alguna vez por Graná ….. Porque venimos de Graná ¿sabe usté?


Suspiramos aliviados y continuamos la marcha. El día era perfecto. Sol, brisa, verdor, flores, buitres ….. ¿buitres?. ¡Sí, buitres!. Una nutrida bandada nos acompañó durante todo el día. ¡Chungo!. De reojillo nos íbamos mirando unos a otros para ver cual de todos tenía peor aspecto. Pero no había porqué preocuparse. Todos teníamos un aspecto lozano y saludable. Los buitres tendrían que buscar su alimento en otra parte.


Caminábamos tranquilos, disfrutando de todo lo que nos ofrecía la naturaleza.

Parecíamos niños… ¡Oh, una margarita!, ¡Ooohhh una amapola! ¡Ooohhhh un lirio! ………. ¡¡¡¡ Cagonlavispaloshuevos!!!!.



Y disfrutando como niños llegamos a Las Chorreras.


Nos entretuvimos un rato para reponer fuerzas mientras nuestro Geo nos hacía una pequeña introducción a la morfología geopatogénica aplicada y su repercusión en los estratos sedimentarios de la litogénesis sinoidal de la Subbética. ¡Espectacular!


Rebosantes de conocimientos, continuamos nuestra ruta. Y con paso sereno, pero firme, llegamos hasta las proximidades del río Bailón.


Y nos preparamos para la aventura: Sacamos la Zodiac, los trajes de neopreno, los anclajes de seguridad para afrontar las violentas corrientes que nos habían vaticinado, las pistolas de señales (en estos ríos peligrosos nunca se sabe si hará falta utilizarlas)…… ¡Y llegamos al río!.......Y comenzamos a buscar el agua ….. y seguimos buscando ….. Y guardamos la Zodiac, y los trajes de neopreno, y los anclajes ……. ¡Del Bailón, ni rastro! Bueno sí. Rastro sí: El cauce. Más seco que los ríos del Aaiún, pero allí estaba.


Poquito a poco nos fuimos acercando a Zuheros. Unos cientos metros antes de llegar nos detuvimos en el Mirador del Coño. Llamado así, no por su forma, sino por las exclamaciones que los viajeros no pueden reprimir cuando divisan frente a ellos las esplendidas vistas del pueblo y su entorno. Y efectivamente, al llegar no pudimos menos que exclamar….. ¡Cohones!........(Y ahora estaréis pensando, …. pues entonces debería llamarse el “Mirador de los Cohones”. Pero como os habréis dado cuenta, dicho de esa manera, más que algo que provoca admiración o asombro parece algo que aburre, harta, irrita y cansa. Como cuando se dice el “tonto de los cohones”, o “el vecino de los cohones”. Si embargo, en su versión femenina denota categoría, empaque, tronío…..). En definitiva, que cada uno le llame como quiera. El caso es que llegamos, miramos, exclamamos e iniciamos la bajada hacia el pueblo.


Una vez en el pueblo…., las cervecitas, el picoteo, el relax …..


Mientras sucedía todo esto, esperábamos la llegada de Domingo y Dominguin, que ante el temor de tener que enfrentarse con el río Bailón, habían decidido realizar el recorrido en bicicleta y evitar las crecidas y los peligros que ya he relatado. Cuando llegaron nos dirigimos al microbús e iniciamos el regreso a casa.

Durante el trayecto de vuelta, Rafa nos fue contando la historia de E.T y el Meteorito mágico. Y antes de que pudiéramos darnos cuenta, estábamos de nuevo en el cubo.

Besos, abrazos y despedidas. ¡Nos vemos en la próxima!.