Ruta por Sierra Elvira

10 de Octubre de 2009

Comentado por Raquel

Quedamos en el Cubo a las 9:00hrs, para dirigirnos a esta Sierra tan bonita y la vez tan desconocida por muchos andarines. La ruta fue guiada por nuestra compañera Inma Romero.

(Inma, Raquel,Heny, Elena, Antonio, Antonio,M. Carmen, Toñi, Ildefonso, Enrique José, Joaquín, Lola, Jose, Miguel )

Tal y como estaba previsto, comenzamos la ruta en la antigua cementera un grupo bastante numeroso de andarines (a pesar de ser un puente donde la mayoría de la gente está descansando…).


Las previsiones meteorológicas prometían: día soleado, buena temperatura y sin previsión de lluvia, así que nos pusimos en marcha.


De la mencionada antigua cementera cogimos un camino guiados por la anfitriona del día, Inma. Fuimos subiendo el cerro del Piorno hasta adentrarnos en unos pinares que nos llevarían hasta Los tres Juanes.


Durante el recorrido pudimos contemplar espectaculares vistas de la Vega granadina y para nuestra sorpresa opuestamente se podía ver el pantano de Cubillas (donde da pena ver la masificación edificativa del lugar).


Una vez echado unas cuantas fotos del lugar y sin apenas darnos cuenta llegamos a nuestro primer objetivo: la Ermita de los tres Juanes.


Desde este punto se puede ver de forma majestuosa nuestra Sierra Nevada, acogiendo a sus pies Granada y sus pueblos. Aquí cogimos fuerzas tomando un pequeño tentempié y procedimos a seguir con la ruta … ¡qué bonito paseo! decían algunos.


Iniciamos la marcha de ascenso a los morrones, aunque un par de andarines abandonaron en este punto, según ellos por motivos de fuerza mayor (tenían que hacer acto de presencia en la feria de su pueblo, ¡había que comer sardinas y beber vino!).


El ascenso se produjo por el cerro del Piorno hasta encontrar el Collado de los Pinos. Por aquí empezó a apretar el calor y … ¡sorpresa! una alambrada, pero no hubo problema, se procedió con el método habitual en estos casos.


El descenso fue algo peor, ya que hubo tres incidentes irrelevantes de gravedad, es decir, tres culetazos (una de ellas fui yo).


Una vez que dejamos atrás una llanura (donde vimos caballos y hasta patos), nos encontramos ante un paisaje pedregoso, sin sombras y sin sendero, lo que provocó la típica trifulca de si es por aquí o es por allí. Total todos acabamos bajo un gran peñón reponiendo fuerzas para el tramo final.


El calor seguía apretando y continuamos el camino de regreso, sin sombras, más de 30 grados y algunos con las fuerzas justitas debido a dicha combinación.

Pero finalmente resultó ser una ruta muy interesante y que seguro se volverá a realizar.