De la Peña del Perro a la Morra

28 de Abril de 2007

Jornada de Perdidas

(Ana, Heny, Javier, Silvia, Antonio, Jose Diego, Rafa, Juan, Inma, Eva, Ana, Rocio, Paco)

Parece que se retrasan ¿no?. Pues la verdad es que sí. ¿No venían detrás de vosotros?. Eso creo. (intentamos llamarlas pero no tenían cobertura.)

- Lo mejor es que bajemos al centro de visitantes por si se han despistado.

Eran las 10:30 cuando recibí el mensaje de Rocío: "stamos en el charcón". ????????????. ¿En el Charcooón?. Al fin pudimos hablar con ellas:

- ¿Qué hacéis en el Charcón?


- ¡Es que nosotras no nos metemos por direcciones prohibidas, ni intentamos aparcar en el hueco de una bici! (¡no han visto anuncios las niñas!). Y además habéis salido corriendo sin esperarnos, y....

Esperé pacientemente a que se le acabaran los argumentos: Y no hacemos...., ni recorremos marcha atrás toda una calle, ni.... ( se me vino a la mente la última imagen del anuncio. Esa en la que una señora parte en dos, de un tajo, un calabacín). Instintivamente me encogí.

- ¿Venís ya hacia aquí? - pregunté muy bajito y con voz temblorosa en cuanto Rocío paró para respirar -

- Sí, pero como el camino era muy malo Eva ha tirado hacia G&umml;ejar y ahora vamos por Pinos Genil. Aquí hay una cartel que pone Sierra Nevada a la izquierda y Cenes a la derecha. ¿Para donde giramos?

- Pues mujer, ya que os estamos esperando en Sierra Nevada, deberíais girar a la izquierda.

- Pues Eva ha girado a la derecha para coger la carretera desde Cenes, porque dice que desde ahí es mejor.

- ¡Ahhhh claaaro!. Mucho mejor. Dile que yo conozco un atajo que pasa por Loja y si quiere...

Antes de colgar, me dedicó un cariñoso recuerdo para Diego.

Finalmente llegaron. Ana, Eva y Rocío. Eran aproximadamente las 11:00 cuando empezamos a andar, y con la excusa de que íbamos con mucho retraso Rafa, Diego y yo apretamos el paso. En poco tiempo nos hallábamos a una prudente distancia del grupo. Esa era la excusa. Nuestro auténtico propósito era alejarnos lo más posible del Territorio Comanche. Atrás dejamos a Juan como negociador, apaciguador y encajador.


En una media hora llegamos a la Peña del Perro. Todo parecía tranquilo. Las niñas venían sonrientes. Eva incluso me invito a que me acercara a ella para enseñarme un gran tajo que se veía desde lo alto de la peña. Preferí no tentar a la suerte. Ya tendré más ocasiones para ver el tajo.

A partir de aquí empezaba la auténtica marcha: La subida a los Peñones de San Francisco.


Iniciamos el ascenso. A mitad de la cuesta Diego me comentó: "Tío, esto se empina mucho". ¡Con el cuestarrón que estamos subiendo y tú pensando en esas cosas! - le dije -. ¡Que no!, - contestó el - ¡Que me refiero a la cuesta! ¡Que yo no recordaba que fuera tan empinada!

Realizamos la ascensión a buen ritmo, y nadie desentonó. Las niñas y su grupo subían como motos. Tanto que en la única bifurcación que había en toda la ruta, decidieron coger la que seguía subiendo. ¡Justo la que no era!.

Inma y nosotros, que íbamos un poco más avanzados, habíamos cogido la correcta. ¡lógicamente!. Y al ver que pasaba el tiempo y el otro grupo no venía, decidimos parar a esperar un rato.


Después de tres bocadillos y litro y medio de agua las divisamos en la distancia. ¿Qué os ha pasado? - se le ocurrió preguntar a algún inconsciente - ¡le dieron por todos lados!. Cuando pasó el chaparrón, continuamos hasta llegar a La Morra.

Una vez allí, fotos, bromas, picoteos, pasteles y media vuelta.

Tomaron la iniciativa Ana Belén y Heny. A ritmo de legionario nos plantaron, sin darnos cuenta, en el punto de partida. Comentamos la jornada y empezaron los estiramientos.

Eva se quedó sentada sin ganas de estirar. ¿Qué te pasa? - le pregunte -. Es que tengo molestias en la espalda - me dijo ella -. ¡Pues haz el agachateaprietayquenosetescapelcocido!, le dije como sin darle importancia.

Craaaccc, craaaccc, croooocccc, craassshhhhh. El brusco girar de algunos cuellos provocó esta pequeña sinfonía de cervicales.

Silencio absoluto, expectación, tensión máxima, emoción..... ¡Todas las cámaras preparadas!

¿Haría Eva el agachateaprietayquenosetescapelcocido?

- ¡No chicos!. Gracias por vuestra desinteresada preocupación por mi salud pero creo que haré el estiramiento en mi casa.

De nuevo el silencio. La preocupación por la salud de Eva. Las cámaras en su funda. La decepción

¡Ahoguemos la desilusión en cerveza! Propuso alguien. Y aceptamos de forma unánime.


Paramos primero en Las Víboras, donde tomamos una cervecita con una tapa de jamón. Después fuimos a otro bar para continuar ahogando la desilusión. Más cañas y algo para picotear. Me alegré por Rafa, al que en las últimas excursiones había visto preocupado por las calorías que estaba perdiendo: "hoy habré perdido 100 calorías", decía. "En esta, por lo menos 150".... ¡¡Anímate Rafa!!, con la morcilla, las papas, la longaniza, la salchicha y los sopones de aceite que te metiste pal cuerpo, yo creo que habrás encontrado todas las calorías perdidas en las 10 últimas excursiones.

Paco estaba entusiasmado. Se acababa de enterar de que los conductores no pagan y quería empezar con los cubatas. Afortunadamente somos gente sensata y no nos dejamos tentar por la propuesta.

Llegó el momento de la despedida. A alguno/as ya no os veré hasta que volváis de canarias. A otro/as os veré por el cubo. Para todo/as un consejo:

Para ellos: Si subiendo al Teide notáis que la cosa se empina demasiado, parad y respirad profundamente. Que se os llenen los pulmones de oxigeno y la sangre se distribuya por todo el cuerpo.

Para ellas: ¡Niñas, cuidado con los estiramientos!. Que donde vais hay muchos Buitres disfrazados de Canarios.

Pasadlo muy bien, dejad el pabellón alto, y de vez en cuando acordaos del Presi.

Una última cosita. Me he pasado el domingo buscando en todas las enciclopedias y en Internet el significado de la frase "¿Está ya dentro?". ¡¡¡Nunca antes había oído una cosa así!!!.

Comentado por Javier