Pedro Martínez

SE ACABÓ LA TEMPORADA

Habíamos quedado a las 9:00 h en el Cubo para coger el autocar que nos conduciría a Pedro Martínez, lugar elegido este año para despedir la temporada.

(Muchos se apuntarón a esta excursión.....)

El día estaba fresquito, los senderistas animados, el autocar con los motores en marcha, la tesorera cargada de pasta. ¡¡Nos vamos!!


Una horita de viaje y nos encontrábamos en Pedro Martínez.
- ¿Quién se queda a hacer puebling?.
- ¡Yo!. Dijo mi mujer.
- Pero ¿que vas a hacer aquí sola?. Esto es muy chico. En 10 minutos lo tienes visto. ¡Anda vente con nosotras! ¡Si va a ser un paseillo!

Al final decidió venir con nosotros.


Aguante con serenidad la mirada de Manuela, pero los primeros síntomas de descomposición asomaron a mi rostro.
¡Por favor Dios mío, que no haga calor!, ¡Que no salga el sol!, ¡Que las cuestas arriba se conviertan en llanos!, ¡Que las cuestas abajo se conviertan en llanos!, ¡Que las piedras se vuelvan blanditas y no resbalen!, ¡Que le guste el paisaje!, ¡Que …!. ¡¡Y te prometo volver a misa!!
Fue una mañana redonda. No tuve que volver a misa.




Terminó la caminata y comenzó el condumio. Antes unas cañitas con pinchitos de chorizo, carme en salsa, papas a lo pobre. Vamos, lo normal.


Ahora sí. Había llegado el momento de la verdad. El cordero nos desafiaba desde la lata.:
¡A mi me das la cabeza!.
¡A mi un trozo de pata!.
¡Yo quiero de la parte del solomillo!.
¡Pues para mi ………!.


Comenzó el festival.
¡Que forma de comer!.
Diego se comió las papas con huevos de su enano, su plato de cordero, la cabeza del bicho.
¡Vaya saque!.
Los demás estuvimos más comedidos…………. con la comida.

Se terminó lo sólido, y antes de empezar con lo líquido tuvo lugar una generosa recogida de sobras:
¡Para mi perro! -decía Jesulin.-
¡Claaaaaro!. -contestó alguien- . ¡Anda ya!. ¡Vas a estar comiendo croquetas un mes!.

Un grupo se fue a por magdalenas y otros bollos típicos de la zona. Otros nos quedamos dando cuenta del pacharán (tan coloradito) y el licor de hierbas (tan amarillito). Estos no eran típicos de la zona, pero entraban muy bien.

- Pon otras copitas de pacharán
- Ya no queda.
- Pues de licor de hierbas.
- Se ha acabado
- ¿De que color os queda?.
- Como no queráis el Mistol o el Fairy………

En ese momento llegaron los que se habían ido a por bollos. Fue nuestra salvación, porque alguno ya se relamía mirando la botella de Mistol.

Cogimos el autocar. De vuelta a casa. Alguno se puso a cantar. Otros tocaban las palmas. Unos planchaban la oreja y otro bailaba la Reja. Antes de darnos cuenta, de nuevo en el Cubo.


Fue una gran despedida. Digna de una gran peña y una gran temporada.

¡Id preparando los motores que la que viene se presenta aún mejor!

Comentado por Javier