Albergues-Elorrieta-Machos

26 de Septiembre de 2009

Comentado por Javier

Quedamos a las 08:30 en el cubo, para dirigirnos hacia los albergues en Sierra Nevada, en una ruta de dificultad alta, guiada por nuestros compañeros Javier y Rafa.



(Inma,Carmen,Inma,Raquel,Lidia,Loli,Ilde,Mª Jose,Pacoto,Rafa,Antonio,Ignacio, Jesús,Jose Luis,Javier,Diego,Elena, Elena,Gonzalo,Eva,Sandra,Sonia,Javier,Eugenia, Jorge, Marcos, Joaquin, Mª Jesús,Mª Carmen, Toñi,Alfredo, Brígida,Enrique Jose,Paco,Silvia,Jesús)

Much@s Mach@s hacia el Tajo

Nos dirigimos tranquilamente hacia la Laguna de Las Yeguas. Como la marcha era demasiado sencilla, introdujimos una pequeña variante, y en el tramo final en lugar de seguir el camino más llano y corto nos pegamos un subidón (por aclimatar el cuerpo) para después bajar a la laguna.


Aquí descansamos un rato mientras esperábamos a los rezagados
y recuperábamos fuerzas.


- ¡Vamos. Que ahora hay que empezar a subir!.
- Se oyó una tímida vocecilla que decía: “Lo que hemos hecho hasta ahora … ¿.. no era subir ?”

Iniciamos el ascenso a Elorrieta. Despacito. Disfrutando de unas vistas que cada vez se veían menos, por cortesía de las nubes. El tiempo empeoraba poquito a poco, y eso hacía que la subida resultara cada vez más bonita.


Llegamos al refugio. Comimos. Esperamos a lo rezagados. Y planteamos la cuestión: ¿Seguimos hacia los Machos?. Algun@s, que no venían prepard@s, se tuvieron que dar la vuelta, guiados por Rafa, porque la amenaza de lluvia era cada vez mayor.


El resto continuamos hacia Los Machos, aunque la cosa se ponía cada vez peor. Cuando perdimos la vereda y comenzamos a trotar por las piedras alguien propuso que nos diéramos la vuelta.


Solo cuatro decidimos continuar. Y al poco rato nos tuvimos que volver también, porque la niebla nos impedía ver lo que había medio metro más allá de nuestras narices.


De vuelta en el refugio nos reunimos con los demás compañeros (que habían decidido esperarnos) y con un suave chispeo iniciamos el descenso a Las Yeguas.


Cuando llegamos a la laguna, el chispeo se había convertido en una lluvia en toda regla.


El grupo apretó el paso, y en menos de una hora estaba en el albergue universitario.


Algunos nos retrasamos un poco haciendo de coche escoba y recogiendo a los farolillos rojos.

Finalmente, con lluvia, niebla y sed llegamos al albergue.
Un par de cervecitas después, embarcamos rumbo a casa.


Fue un buen bautizo para los nuevos fichajes