Ruta Circular por el Trenvenque

Sabado 14 de Marzo de 2009

El Sábado, día 14 de Marzo de 2009, un grupo de cinco senderistas, Loli, Mercedes Baños, Antonio de Illora, Victoria y Heny, hicimos una ruta circular alrededor del Trevenque en un paseo precioso bajo un espléndido sol de primavera.

Salimos desde los aparcamientos del Cortijo Sevilla por la senda que conduce a la toma del Canal de la Espartera. Vamos dejando atrás la silueta de la “Boca de la Pescᔠy caminamos al amparo de los majestuosos Alayos y acompañados por el rumor del río Dilar que ahora ya baja crecido. Antes de llegar a la toma del canal torcemos a la izquierda dirección cortijo y refugio Rosales.

A partir de aquí fue cuando comenzaron los problemas. Nos encontramos con verdaderas cuerdas, rosarios, procesiones de orugas, que si no se cargaran los pinos nos parecerían bonitas, pero que pronto nos resultarían asquerosas; proliferaban tanto, que cuando llegamos al cortijo Rosales, ya estábamos todos rascándonos y quisiéramos eliminarlas con el pensamiento. Al día siguiente todavía teníamos ronchas y alguna tuvo que ir a urgencias.

Cuando llegamos al collado del Tío Chaquetas respiramos aliviados de no ver más orugas y contemplamos una gran mole de sierra totalmente blanca, que por más que alargáramos la mano, no conseguíamos tocarla. A la izquierda, a lo lejos, se vislumbraba el observatorio de Sierra Nevada, que está más arriba de Borreguiles. Continuamos nuestro camino viendo una vaca rubia a la derecha, que no nos quitaba ojo, y otras que había más adelante.

Al cabo de un rato, retomamos la desagradable visión de las apestosas orugas y ¡sorpresa!: nieve en el camino. Nos ponemos muy contentas por pisar un poco de nieve, pero ¿qué? Nieve, más nieve, ¡hartura de nieve! En la Sierra de las Nieves, no quisimos ir al Torrecilla por no pisar nieve y mojarnos (no teníamos botas impermeables), pues ¡ahora nos estamos hartando! ¿Cuándo se acaba? ¡Cuidado! ¡Por aquí se hunde! ¡Aaaaaaaaah!

A pesar de buscar los resquicios de más fácil acceso, nos hundíamos hasta más arriba de las rodillas. Y para colmo también había procesionarias sobre la nieve. Alguna tenía las botas superempapadas, se ve que las había lavado y se quedó sin nada de impermeabilización.

Por fin, se acabó la nieve poco antes de llegar a la Cortijuela, donde lo primero que hicimos fue descalzarnos y luego comer.

Aparte de esa agonía, nos maravillamos admirando al rey de la media montaña: el Trevenque, con sus manchas blancas, que se nos figuraba la cara de un perro o un rey moro en su trono recibiendo a un súbdito; mientras las floridas aulagas nos deleitaban con su aroma. Casi al final de nuestro recorrido nos encontramos con el puente de los Siete Ojos y a nuestra derecha una senda que conduce a Fuente Fría al borde de magníficos “cortados” bajo la vigilancia del Pico de la Carne y el cerro de Huenes.

Cuando llegamos a Los Prados, donde la cerveza estuvo acompañada de patatas a lo pobre, las botas estaban casi secas. Después de todo pasamos un bonito día en un recorrido de seis horas que realizamos sin ninguna equivocación gracias a los conocimientos y recuerdos que Victoria tiene de la zona.



Comentado por Heny y Loli