Ascenso al Lucero

29 de Enero de 2011

Comentado por Carmen

Habíamos esperado con gran expectación la subida al Lucero que había sido aplazada varias veces por diferentes motivos. Por fin este sábado 29 de Enero íbamos a acometer el ascenso de la más emblemática cumbre de la Sierra de Almijara: el muy afamado Raspón de los Moriscos llamado desde siempre por los granadinos “pico Lucero”.

(Carmen, Juan, Alexander, Raquel, Jesús,Pepe, Rafa, Inma, Pacoto,Gonzalo, Joaquín, Elena, Heny, Loli,Alicia)


La mañana se presentó fría y ciertamente desapacible. El día anterior había llovido copiosamente y las predicciones meteorológicas no eran precisamente buenas; pero, como ya es sabido en todo el mundo mundial, a nosotros no nos asustan ni los vientos ni las mareas, de modo que 16 aguerridos compañeros nos presentamos puntalmente en El Cubo dispuestos a todo.

Nos repartimos en los coches y en una hora aproximadamente estábamos en Jatar. Llovía levemente pero no hacía mucho frio y estábamos ansiosos por empezar cuanto antes la marcha. Ante nosotros se podían contemplar ya las cumbres de esta zona de la sierra : el Cerro de la Chapa, el Cerro Bartolo, Los Machos … apenas teñidas de blanco por una somera y reciente nevada, recortándose en un cielo gris que no auguraba precisamente buenos presagios . Nuestro objetivo, el Lucero , podía contemplarse al fondo, lejano y aparentemente inaccesible entre sus agrestes vecinos.

Iniciamos el ascenso por una vereda que va ganado altura de manera suave pero permanente y nos vamos internando en la Sierra que nos va enamorando poco a poco de su agreste belleza. Enormes pinos resineros y pequeñas torrenteras que discurren alegremente por todas las laderas nos acompañan durante todo el recorrido mientras el sendero serpentea atravesando collados y barrancos. Toda la Almijara es un continuo contraste entre profundos barrancos y abruptas crestas, blancas rocas calcáreas y aguas salvajes que se despeñan indómitas corriendo hacia las llanuras granadinas o hacia la costa malagueña.

El tiempo aguanta: ha dejado de llover y aunque el cielo continúa con la misma cara gris y amenazante, de cuando en cuando se abre algún claro que nos permite disfrutar momentáneamente de este agradable y tibio sol del invierno.

Seguimos nuestro camino que intercala subidas y bajadas en cada tramo. El grupo se va desmembrando porque Juan tira delante con Alexander y los seguimos Jesús, Pepe, Javi, Raquel y yo. Pronto perdemos de vista al resto de los compañeros que van con Rafa: Gonzalo, Joaquín, Elena, Heny, Loli, Inma, Alicia y Pacoto.

Pasamos la cantera de mármol, bajamos un tramo por el carril y llegamos finalmente hasta rio, el cual atravesamos por el pequeño puente que marca el inicio del sendero que lleva hasta la cumbre del Lucero. Tres kilómetros de subida continuada que no reviste especial dificultad excepto una fuerte pendiente y algún paso bastante aéreo por una senda ciertamente estrecha ya en las inmediaciones de la cima.

La temperatura va bajando a medida que ascendemos y, a ratos, hacen su aparición ligeros copos de nieve que caen tímidamente, perdidos entre algún que otro claro de las nubes, que nos permite ver algún rayo de sol. Cuando llegamos al collado de La Perdiz, se ha despejado y podemos contemplar absortos toda la costa malagueña delimitando un fantástico mar de plata. ¡Espectacular!


Desde allí se puede ver ya claramente el sendero que nos llevará a la cumbre zigzagueando vertiginosamente sobre la roca desnuda. Así, que, ya sin parar, cada uno coge su compás y …¡a tirar parriba!. En la cumbre hace un frio que pela. Jesús nos explica que es tradición entre la gente de la zona subirse en una piedra que hay en la cima y dar un grito lo más fuerte que puedas, así que…AAAAAAHHHHHH,!!!, . Ese grito me sienta mejor que todas las terapias anti-stress que yo pueda hacer en mi vida, ¡que delicia!. Nieva ligeramente y desgraciadamente no podemos ver nada porque una densa niebla nos rodea , pero, no importa, estamos felices y la subida ha sido un auténtico lujo. Prometemos volver el primer fin de semana de buen tiempo porque la panorámica desde la cumbre promete ser absolutamente espectacular.

Llegan también a la cumbre Gonzalo y Elena, un poco rezagados pero también felices de alcanzar la meta.

Nos hacemos la foto, nos comemos el bocata y emprendemos el regreso porque nos estamos quedando pajaritos con la rasca que corre.

Cuando nos reunimos con el resto del grupo nos cuentan cómo han llegado también hasta el collado de la Perdiz y han disfrutado, como nosotros, del magnífico panorama.

Y ya, sin más incidentes, excepto Pacoto que me imagino que se acordará toda su vida de este día porque fue caminado prácticamente toda la vuelta con una serie de tirones musculares en las piernas,....

llegamos a Jatar donde dimos cuenta de varias cervezas aderezadas con varios platos de choto y unas setas a la plancha ”mu riquísimas” que hicieron las delicias tanto de los carnívoros como de los no carnívoros.

Veintidós kilómetros en siete horas de marcha, con subida al Lucero incluida,

¡es que somos unos fieras!