Purche-Cerrajón-Los Cahorros

19 de Noviembre de 2011

Comentado por Inma Romero

Amanece un día muy otoñal, con la lluvia acechando, y los andarines vuelven a reunirse. Tempranito nos vamos en dirección al Purche desde el acceso por la carretera de Sierra Nevada.

(Rafa, Inma, Carmen, Alexander, Raquel, Mercedes, Inma, Reyes, Loli, Pacoto, Celia, Luis, Raquel, Emilia, José Luis, Heny, Naxo)



Una grata conversación por el camino, como es habitual en nuestro grupo, en esta ocasión Alexander nos deleita con su ajetreada vida, contándonos su niñez junto a sus abuelos.


Desde el restaurante el Purche comienza nuestra caminata, ya Rafa va avisando de que la vereda parece que está perdida. Iniciamos un ascenso hasta el mirador del Cerrajón, campo a través a través de pasto dorado, delicioso para las vacas que ya pacen por allí. El paisaje está listo para recibir las primeras nieves, que no tardarán mucho en llegar.


El Cerrajón es desconocido para muchos de nosotros, las vistas de baja montaña desde este mirador son impresionantes.


Bajada del Cerrajón para continuar nuestra marcha hacia los Cahorros Altos, sin mucha seguridad de cual es la vereda correcta.


Pasamos por la central eléctrica con unos robles de amarillo restallante, y un tronco de pino cruzado sobre el camino al que algunos no resisten a encaramarse; pequeños hallazgos, que nos hacen disfrutar como los niños.


Después de varias bajadas y subidas, dado que el camino se nos corta, optamos por continuar por la pista, hasta hallar finalmente el sendero que nos adentra en los Cahorros, un sendero a media altura, que zigzea y nos va dispersando como una caravana de hormigas en este grandioso paisaje. Alcanzamos una vista singular de los Cahorro Bajos, los que están llenos de gente, apreciandose desde nuestra posición la gran oquedad que los forma. Bajaremos alegres, hasta tocar el agua, para lamentar la subida después.


Y es que para alcanzar de nuevo nuestros coches, que están en el Purche, nos queda la Cuesta de los 7 Lamentos. Tela marinera, aunque estos lamentos son mas leves que los que no hemos dejado de dar durante todo el camino por nuestra pobre Caja.


La lluvia ha esperado a que lleguemos todos arriba. Una mañana estupenda, que despedimos con cerveza y tapilla de migas en el mesón del Purche.