Subida al Lucero

Sábado, 26 de Octubre de 2019
Promotor: Miguel Serrano

Comentado por Jose Antonio de la Hoz

Ascenso al Lucero

(Araceli, Migue, Elena, Diego, Juan, Lidia, Mayte, Inma Andarina, Rafa, Joaquin, Raquel, Maribel, Jose Antonio, Mª José, Susana, Jose Luis Ramos, Rafi, Mª Carmen, Jose Mateo, Antonio Martín, Silvia, Antonio)

Descripción

Sin ánimo de convertirme en cronista oficial de la peña, sino más bien porque esto de escribir la crónica no ha sido el punto fuerte de este dignísimo grupo, me dispongo a decir unas prontas y escuetas palabras sobre nuestra salida al pico del Lucero o Raspón de los Moriscos.

A la hora prevista estábamos en el Cubo todos los candidatos a bajar de peso en esta exigente salida. Nos subimos al autobús, que casi llenamos, y emprendimos la marcha guiados por un conductor muy Heavy en el porte y en la conducción, pues tomaba las curvas como Carlos Sainz en sus mejores rallies. En su descargo hay que decir que tuvo que esperar más de la cuenta y que, a pesar de ello, nos dejó tomarnos una cerveza por el camino.

En el Suspiro del Moro recogimos a Silvia y Antonio y continuamos nuestra marcha hasta  un polígono en las afueras de Játar, donde nos esperaban   Joaquín y Antonio Martín.

Frente al bus encontramos un carril informativo de la ruta “Játar Puerto de Cómpeta”, también llamada por algunos, “sendero micológico”.  Al poco de empezar la ruta vimos abajo, a la izquierda, un cortijo que según mis fuentes se llama “Cortijo Linarejos”, y muy cerca de este una cueva con el mismo nombre. No nos paramos a verla porque el día iba a ser intenso y, sobre todo, porque desconocíamos su existencia y ubicación.

Subida al Lucero

Tras una hora de andada –minuto arriba, minuto abajo- llegamos al mirador del Portichuelo, paso estrecho y encajonado que usaban los pastores para el recuento de ganado. Desde allí divisamos  el Pantano de los Bermejales, el Pico del Caballo nevado,  el barranco del río Añales, el Valle del Temple, diversos barrancos cuyo nombre desconozco y , por este orden, de izquierda a derecha,  el Lucero, el Lucerillo y el Pico de la Mota.  Poco después de bajar el Porticuelo nos encontramos  la Venta de Lopez, lugar famoso por su protagonismo en las numerosas escaramuzas entre los Maquis y la Guardía Civil a mediados del siglo pasado. Los lugareños dicen que es un lugar encantado porque en su entorno perdieron la vida muchas personas. En ella paraban los arrieros que iban y venían de Málaga a Granada por el puerto de Cómpeta. De granada a Málaga se comerciaba con carne, hortalizas  y cereales y de Málaga a Granada con pasas, vino y pescado.

Tras subir la Loma de las Vacas cruzamos una pista forestal y tomamos  un sendero que nos llevaba a una cantera de Mármol. A la derecha de esta se llegaba al Puerto de Cómpeta y a la izquierda al inicio del sendero que nos conducía a nuestro destino, dejando atrás un enorme depósito de agua del INFOCA y Fuente Barrera que nos daría la vida a la vuelta a los que descubrimos su existencia ya que, a pesar de la sequía, llevaba agua fresquita y cristalina. Algunos no llevábamos agua suficiente y en ella repostamos para poder terminar.

Iniciado el sendero final al Lucero se dividió bastante el grupo. Por delante Antonio Escobedo, Diego, Miguel Serrano, Lidia , Juan y Elena, en medio José Antonio, y detrás un segundo grupo que coronaria el Pico con, entre otros, Joaquín, Rafa, Susana, Ana Ariza, Carmen, Silvia, Araceli, María José, Inma y algún@ más que seguro me dejo sin mencionar. Un tercer grupo se quedó por el camino, no sin antes disfrutar de las preciosas vistas de la Costa Malagueña.

Subida al Lucero

En el ascenso pasamos por lo que parecía un refugio de pastores derruido y que en realidad fue un refugio de los Maquis. Más adelante empezaron las cuestas buenas , las que a algunos nos quitan el hipo y las ganas de comer, donde te dejas buena parte de las energías. Entre el Lucero y el Lucerillo está el Coladero de los Mosquitos, que es un barranco muy pronunciado que usaron los Maquis en la Navidad de 1948, para librarse de la emboscada que les tendió la Guardia Civil.

Después de un ratico subiendo la parte final, que se hace interminable, llegamos al Lucero. En la cumbre las ruinas de un antiguo puesto de la Guardia Civil, desde donde controlaba los movimientos en la Almijara. Disfrutamos de sus impresionantes vistas, distinguiendo Nerja, Torrox, Torre del Mar, Málaga, Sierra Nevada, Sierra Arana, Montes Orientales, Parapanda, La Maroma, Navachica, El Cisne …., algunos, por el cansancio, veían el Atlas, Dakkar, Tombuctu, Marrakech… Nos sacamos unas “afotos”,  echamos esas risas que a uno le entran cuando llega a un pico que cuesta, nos tomamos las viandas, los chocolates, las frutas, las Coca Colas, er jamón, las pedazo de croquetas de Rafa llenicas de trozos de carne del cocido, esas croquetas que desaparecieron cuando se fueron nuestras abuelas, que se han convertido en trofeo arqueológico…. y terminamos con unos guisquis, gin tonic y café.

Subida al Lucero

La vuelta tiene poco que contar. Se trataba de volver como fuera después de haber dejado media vida en el ascenso. Al llegar abajo paramos con José Mateo, Carmen, Antonio, Maribel y Raquel en Fuente Barrera, repostamos agua, bañamos a Pincho, el perro de Maribel y continuamos el camino.

Falto “naica” para llamar al 112 y rescatar a los que no habían medido bien sus fuerzas, pero todo quedó en nada y llegamos al autobús los que vinimos…. con unos cuantos kilos menos. La llegada fue por partes en un tramo de tres cuartos de hora, agotamos las existencias de agua e hicimos un primer intento de entrar en el autobús, en el que habían encontrado refugio miles y miles de moscas….y no estoy exagerando, nadie ha visto tanta mosca junta en su vida, aquello parecía un congreso internacional de moscas. José Mateo cogió su cazadora y empezó a repartir mandobles para espantarlas, pero desistió al ver que solo conseguía cambiarlas de sitio.

Paramos en los bermejales a tomarnos UNA cerveza con unos kikos y las patatas fritas y gusanitos que compraron Antonio Escobedo y Silvia, eso si, la disfrutamos como si no hubiera un mañana, y regresamos a nuestras casas a reponer fuerzas y curar las heridas del fragor de la batalla. Menos mal que la próxima es a Parapanda y nos van a invitar a Cordero.

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Video Realizado por Naxo

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