Fin de semana en la Sierra de Hornachuelos

Sábado, 25 de Febrero de 2023
Crónica realizada por Ana Ariza –    Entra y disfruta de la experiencia vivida.

(Luis, Mati, Carmen, María, Rafi, Luis, Nacho, Maribel, Carmen,  José Luis, Loli, Manolo, Inma,  Juan Manuel, Miguel, Guillermo, Joaquín y Ana)

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FIN DE SEMANA EN LA SIERRA DE HORNACHUELOS EN CÓRDOBA.

Hoy tengo el encargo, para mí harto difícil, de dejar constancia de lo vivido el fin de semana del 17 al 19 de Marzo de 2023, por parte de un grupo de incansables pateadores de sendas de la Peña de Senderismo Andarina, compuesto por: Luis, Mati, Carmen, María, Rafi, Luis, Nacho, Maribel, Carmen, José Luis, Loli, Manolo, Inma, Juan Manuel, Miguel, Guillermo, Joaquín y Ana, en su salida de fin de semana a la sierra cordobesa de Hornachuelos. Difícil por dos circunstancias; la primera, plasmar lo vivido intentando transmitir mínimamente las sensaciones experimentadas y, segundo y no menos importante, tener el atrevimiento de hacerlo tras las últimas y espectaculares crónicas publicadas en esta peña, por quien ya podemos considerar cronista oficial de la misma, nuestro compañero José Luis Ramos. Así que, confiando en vuestra lectura benevolente, intentaré ceñirme a una relación de hechos.

El día 17 de marzo y a Propuesta y gestión de nuestro compañero Luis, un grupo de andarines iniciamos camino hacia la citada Sierra de Hornachuelos, para disfrutar de un fin de Semana de senderismo por esos, para mí, desconocidos contornos. Saliendo en diferentes momentos del día, por la mañana los más madrugadores y sin compromisos laborales y por la tarde el resto, estábamos todos en el lugar de destino para la hora de la cena, la cual hicimos, por el desarrollo de la llegada, en dos grupos; unos optaron por la zona antigua del Pueblo y otros, por la más moderna y de ambiente más juvenil.

Tras la cena y un largo rato de compartir charla, el grupo en el que yo me encontraba, se escindió en dos. Los más marchosos, fueron al encuentro del otro grupo con la intención de prolongar algo más la noche y el resto, nos batimos en retirada buscando el descanso, aunque, al final, todos coincidimos en la llegada al hotel casi al unísono, produciéndose la pequeña anécdota de que un par de compañeras, tuviesen que esperar unos minutos en el choche la llegada de la portadora de la llave de la habitación compartida.

A la mañana siguiente y tras un rico y energético desayuno, sobre las 9, todos, excepto Juanma, que optò en este viaje por la bicicleta, haciendo en solitario sus rutas ciclistas, iniciamos el camino desde el mismo alojamiento para realizar la ruta propuesta para ese día, la circular de Hornachuelos por el sendero de Los Ángeles de 17km. de recorrido. En el trayecto, buscando el inicio del sendero, pasamos bajo a las Cuevas de las Carretas y las casas colgantes, justo antes de coger el camino, que, en su inicio, nos llevaría a pasar junto al embarcadero del que parte un barco Solar que, previo abono de la entrada correspondiente, lleva a los visitantes que así lo deseen a un interesante paseo con información sobre el entorno del rio Bembézar y su biodiversidad. A este tramo algunos lo denominan como los Fiordos Andaluces, debido a que su orografía puede recordar a los famosos noruegos.

Aquí empezamos a adentrarnos por el corazón de este Parque Natural Sierra de Hornachuelos formado, según información de la Junta de Andalucía, por especies que conforman un ejemplo de los bosques de ribera y mediterráneos mejor conservado de Sierra Morena y que, junto a Sierra Norte de Sevilla y el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, conforman la Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena, debido en gran parte, a la gran diversidad biológica que alberga. De esto último, creo que podremos aportar las pruebas gráficas oportunas, gracias a la entusiasta incontinencia fotográfica que la belleza del lugar despertó en más de un fotógrafo del grupo.

Siguiendo en esta primera parte, paralelos al curso del Bembézar, fuimos ganando altura en una suave subida que nos llevaría hasta el Monasterio de Los Ángeles, por una senda jalonada de una espectacular vegetación, ejemplo de ese maravilloso bosque antes descrito y que nos hizo disfrutar activando los cinco sentidos, de los cuales, la belleza visual era la más evidente y avasalladora, pero no la única.

El oído era maravillosamente estimulado debido al trino de las diferentes especies de aves en que la zona posee una riqueza extensa, siendo destacables los buitres leonados y las cigüeñas negras y del cual, J. Luis quiso llevarse un recuerdo, grabando un pequeño audio de este trinar que conformaba una sublime banda sonora de nuestro recorrido.

El olfato, en mi caso, fue muy potentemente estimulado por el aroma que desprendían las ramas de hinojo que fui recolectando por el camino, imaginando el toque que aportarían a futuros y suculentos cocidos.

El tacto de las diferentes hojas que llamaban la atención y que, de tan exuberantes, provocaban el deseo de tocarlas para percibir su turgencia y energía.

Del gusto, doy fe de que, a lo largo de los días allí pasados, lo hemos atendido sobradamente con productos típicos de la zona; entre ellos la caza, la miel y una pequeña muestra de dulces conventuales del monasterio de San Calixto.

Poco antes de alcanzar el Monasterio de Los Ángeles, hicimos una pequeña parada en la fuente de los tres caños; del amor, de la salud y de la suerte.

Llegados al monasterio, las vistas y la caída sobre el Bembézar, son impresionantes, aunque no sé si más que la historia del lugar, del cual se dice que inicialmente, fue fundado un monasterio por Fray Juan de la Puebla en 1490 y tras haber sufrido tres destructivos incendios, lo más antiguo que queda es la capilla, que data de 1763 y alguna inquietante leyenda de cosas extrañas que por allí suceden y que ha llevado a Íker Jiménez y su programa Cuarto Milenio, a grabar algún programa del lugar, cosa que, afortunadamente, no sabía cuándo lo visitamos. Por cierto, he repasado las fotos que realizamos en el lugar y no he hallado a nadie que no hubiera salido con el grupo desde el inicio de la ruta.

Otra curiosidad del lugar, es que, después de la desamortización, fue adquirido por los Marqueses de Peñaflor y convertido en finca de caza y recreo, en la que recibían numerosos invitados ilustres, siendo uno de los más asiduos el Duque de Rivas, autor de D. ALVARO O LA FUERZA DEL SINO, desarrollándose parte importante de esta obra en dicho monasterio.

Tras este paréntesis de cotilleo, continuamos ascendiendo un pequeño y empinado tramo que nos lleva hasta la cruz de piedra que corona la parte más alta del lugar y en la que, aprovechando la privilegiada atalaya que este punto ofrecía sobre el Bembézar, procedimos a reponer energía con fruta y alguna otra cosilla para disfrutar y a sacar fotos de las vistas y de grupo.

A Partir de aquí, es resto de la ruta se desarrolló por sendas, ya apartadas del curso del río, entre encinas y alcornoques, muchos de los cuales, estaban siendo despojados de esa piel suya que tantos objetos de corcho proporcionan para nuestro uso, siendo también un tramo de gran belleza, colmado de un vibrante y potente verde. Ya cerca del pueblo, en el entorno del centro de interpretación del parque, había una zona acondicionada con mesas y bancos de madera, donde aprovechamos para sacar nuestras provisiones de comida y acompañadas de bebida fresquita del restaurante del lugar, almorzar entre charlas y disfrutando del entorno natural antes de continuar el corto tramo que ya quedaba para llegar al final de la ruta.

Parte de este último tramo transcurría por una estrecha y poco transitada carretera, casi carente de arcenes, pero salvada sin percance alguno, que nos llevó a la parte alta del pueblo, el cual tuvimos que atravesar para llegar al embarcadero del barco solar, ya que algunos compañeros tenían entrada para realizar esa tarde el paseo por el rio, mientras que otros aspirábamos a conseguirla, aunque no pudo ser, con lo que unos nos retiramos al alojamiento y otros hicieron su anhelado paseo por el rio Bembézar.

Tras pasar la tarde cada uno en sus menesteres, y Miguel y Guillermo haberse vuelto a Granada, al final de la misma nos fuimos reuniendo y tras un recorrido de conocimiento del pueblo, nos juntamos para cenar, esta vez todos juntos, en un restaurante de la parte baja del mismo, pasando un agradable rato disfrutando de las distintas viandas servidas, tras lo cual, todo el mundo se retiró a descansar hasta la cita del día siguiente.

El domingo, sobre las 8 de la mañana, nos dirigimos a desayunar a la cercana cafetería del día anterior y tras el desayuno, emprendimos camino con los coches para llegar punto de inicio de la senda, aunque antes, el coche de cabeza, debido a un pequeño despiste, nos hizo un rápido recorrido turístico por el pueblo, pero en pocos minutos estábamos en la dirección correcta.

En esta ocasión, la ruta elegida era el sendero del Arroyo del Guadalora, de 15 km. de recorrido lineal, para la cual es necesario solicitar autorización en el Centro de Interpretación del Parque de Sierra de Hornachuelos, motivado por ser esta zona de especial protección, debido al inmenso valor ecológico y botánico del bosque de aliseda que alberga y que está catalogado como singular, por su estado de conservación, rareza y su importante extensión. De gestionar dicho permiso, se encargó Joaquín, marido de la que suscribe, el día anterior.

Así que, partiendo del área recreativa de Fuentes del Valle, zona en la que se encuentra la ermita dedicada a San Abundio, patrón de Hornachuelos, nos dispusimos a disfrutar de toda esta maravilla prometida.

Y ciertamente, no decepcionó. Realizándose el recorrido entre paisajes de bosque, dehesa y cultivo y permitiendo una total y gratificante inmersión en semejante espacio natural, a través de un sendero cómodo y sin ninguna dificultad técnica, salvo la pendiente de la parte final que nos llevó hasta la orillas del rio, donde realizamos una parada junto al Molino del Arroyo para disfrutar del paisaje, reponer energía con lo que cada uno creyó conveniente y volver a inmortalizar los paisajes recorridos con nuestros aparatos de móvil.

Tras este tiempo de descanso y toma de imágenes, continuamos un tramo más teniendo que cruzar el río un par de veces buscando la senda que en algún punto perdimos y, una vez hallada, seguimos durante un corto espacio de tiempo, hasta llegar a una carretera que la atravesaba y donde, aconsejados por unos caminantes con los que nos encontramos, que venían en sentido contrario, decidimos dar por terminada en ese punto y volver sobre nuestros pasos hacia la zona de partida, con lo cual iniciamos el camino de vuelta, llegando al sitio de aparcamiento en torno a las dos de la tarde y dando por finalizadas en este punto, las caminatas y experiencias compartidas por todo el grupo este fin de semana.

Antes de repartirnos en los coches, comenzamos la despedida organizándonos en varios grupos, ya que, a partir de aquí había diferentes opciones para acabar el día, en varios grupos o por separado, según los planes de vuelta que cada uno tuviera.

Y aquí acaba el relato de lo que, a través de mi vivencia, ha sido una gratificante experiencia más de las vividas con la Peña de Senderismo Andarina, a la que doy las gracias por la oportunidad de vivir tantos buenos ratos de recorridos por la naturaleza, así como a los compañeros con los que hemos compartido la experiencia, pero, sobre todo, gracias especialmente a Luis, que ha sido el promotor y gestor de la propuesta llevada a cabo en esta ocasión.

A la espera de la siguiente ruta, abrazos y mis mejores deseos para todos.

                                                             Ana M. Ariza Gázquez.

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3 comentarios

  1. Carmen Cabello

    De verdad Ana te ha quedado preciosa 👏👏👏

  2. Estupenda crónica. Te ha quedado genial. Quedará para el recuerdo.

  3. Olé!!! Que buena crónica, al leerla vuelve uno a disfrutar esos momentos de nuevo.

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